jueves, 2 de abril de 2015

Capítulo 43

PV Pedro.

Nunca pensé que se podía sufrir tanto por una mujer, y ahora sé que se puede cuando uno ama de verdad.
Me dolía el pecho y comenzaba a respirar con dificultad. Todo se había terminado. No había marcha atrás, o eso entendí. ¿Cómo lograba sacarla de mi cuerpo y mente? Definitivamente sabía que iba a ser imposible.
A veces lo mejor es tomar distancia y ver todo desde otro lugar, otra perspectiva para no atosigarse con lo mismo.
Estaba decidido a volver a Uruguay, no sabía si sería definitivo o no, pero lo necesitaba. Allí podría seguir con el tratamiento, y recuperar el tiempo perdido con mis amigos de toda la vida.
Era increíble todo lo que había pasado en medio año.
Sufrí como nadie cuando me enteré del fallecimiento de mi familia, pensé que iba a morir también yo, que jamás iba a superarlo.
Decidí vivir en Argentina para poder calmarme, o intentar estar mejor. Y fue acá cuando me enamoré de mi chica, de la persona más genial, buena, cariñosa, linda, simpática, inteligente y con miles de adjetivos más que pueda existir en este mundo.
Viví momentos increíbles, ella me ayudó como nadie, llegó en el mejor momento. Y por eso me duele tanto aceptar que ya no vamos a estar juntos, y que vamos a estar a horas de distancia. Pero sé, o intento creer e hacerme la idea de que es algo necesario para ambos.
Solo espero que la vida nos vuelva a encontrar, mejor, y podamos estar juntos, sin que nada nos frene.
Una semana había pasado del día que decidimos acabar con nuestra relación, y puedo decir que fueron uno de los peores días de mi vida. Sin exagerar.
No la pude ver ningún día. Ni en el pasillo, ni afuera.
En cuanto a mi tratamiento ya me habían derivado a un especialista en Uruguay. Los dolores de cabeza eran cada vez más frecuentes y yo ya no lo soportaba.
Me sentí demasiado solo. Muchas veces estuve a punto de llamar a Paula, pero me contuve. Ella había sido clara.
También pude comunicarme con Matias, uno de mis mejores amigos de mi país natal y lo noté muy contento con la noticia, y por suerte podía quedarme en su casa hasta que yo consiga algo.
A la casa de mis viejos no quería ir, primero tenía que superar un millón de cosas para volver ahí. Y mi departamento estaba en alquiler.
Decido ir a comprar algo para desayunar y así comenzar a hacer las valijas.
Subo al ascensor y espero pacientemente a bajar.
Mi corazón se detiene cuando al abrirse las puertas Paula está allí parada, mirando hacia abajo. Cuando levanta la vista, nuestras miradas se conectan y siento una explosión en mi interior. La había extrañado tanto. ¿Podré hacerme a la idea de no verla por tiempo indefinido?
–Hola–saluda débilmente a la vez que yo salgo del ascensor y ella entra.
–Hola...–susurro mientras veo las puertas cerrarse.
Dios. Esto iba a ser tan difícil.

PV Paula.

Una semana. Una semana había pasado desde que me separé definitivamente con Pedro. Una semana desde que todo en mi vida estaba mal.
No había podido hablar con Martina, en realidad no quise. Necesité tomarme esos días para pensar, me hacía falta. Pero hoy estaba decidido a hacerlo.
Mi madre me pidió que antes le vaya hasta el super a comprarle harina que necesitaba, así que hice lo que me pidió.
Ya devuelta al edificio, estaba esperando a que el ascensor baje sumida en mis pensamientos. Realmente me preocupaba la reacción de Martina ante mi visita dado que hacía más de dos semanas que no hablábamos. Cuando escucho el ruido del ascensor seguidos a la abertura de las puertas levanto la mirada.
Me encuentro con esos ojos marrones que no han dejado de estar en mi cabeza ni un momento. Siento ganas de llorar, pero hago un esfuerzo por contenerme y saludarlo. Tenía que superarlo.

Estoy frente a la casa de Martina esperando a que alguien me atienda. Mis manos sudan y mis piernas tiemblan. Solo espero que todo salga bien, que mejore.
La puerta se abre y puedo ver a Martina. Mis ojos se llenan de lágrimas y puedo ver que los suyos también.
–Hola–digo y mi voz apenas es audible.
–Hola… ¿Queres pasar?
–Por favor.
Martina se corre dejándome pasar, y yo tímidamente lo hago. Me guía hasta el living y allí nos sentamos. Ambas en el sillón para tres personas.
–¿Cómo llegamos a esto? –pregunto. Ya no aguantaba más el silencio.
–No lo se… supongo que la vida nos distanció.
–¿La vida? –niego con la cabeza– nosotras dejamos que esto pase, fuimos nosotras mismas las culpables de esto.
–¿Te enteraste no? –pregunta.
–Si, pero nuestro distanciamiento viene desde antes que lo haga.
–suspira y se acomoda– cuando me enteré estaba tan enojada, conmigo, con mi familia, con ustedes, con todos–vuelve a suspirar– quiera alejarme, olvidarme de absolutamente todo. Aquel día en tu casa, vos estabas tan en tu mundo, con Pedro, con tu felicidad, que me enojé…–la interrumpo
–¿Qué fue lo que te enojó?
–Fue un todo, no sé, vos estabas muy en tu mundo–vuelve a decir– y yo me sentí fuera del mismo.
Mi corazón se oprimió y me sentí la peor amiga del mundo.
–Tampoco quería que ustedes sufrieran, porque sabía que lo iban a hacer si les contaba, por lo que decidí alejarme.
No aguanté más y mis brazos se cerraron alrededor de su cuello, fundiéndonos en un abrazo. Sin darme cuenta por mí mejillas caían lagrimas
–Dios, te extrañé tanto–susurré.
–Y yo a vos, mucho, perdóname por todo.
–Vos perdóname, soy la peor amiga del mundo–nos separamos.
–Claro que no, sos la mejor, de verdad.
–suspire– ¿Cómo te sentís?
–Bien, estoy con el tratamiento, y si bien cuesta, y muchas veces quiero dejar todo–negué– estoy bien–suspira y sonríe– con ganas de salir adelante.
–Y lo vas a lograr, estoy segura.
–Cambiemos de tema, ¿Cómo está todo con Pedro?
–Estamos separados–digo con un nudo en la garganta. Todavía me costaba decirlo en voz alta.
–¿Eh?, ¿Por qué? – pregunta confundida.
–Él sabía sobre tu enfermedad, y me lo ocultó. No puedo perdonarlo. Ademas ya veníamos un poco mal
–No podes culparlo por eso, yo le pedí por favor que no lo haga. Hey, ustedes son el uno para el otro, no pueden separarse por algo así, además él te necesita. Se aman y el amor puede con todo, de verdad, pensalo.
–Se va a Uruguay…
–¿Estás loca? ¿De verdad vas a dejarlo ir?
–Ahora estoy dudando, no sé, es todo tan complicado.
–Ustedes lo complican, y no es justo para ninguno de los dos. Yo soy testigo del gran amor que se tienen, no lo dejen ir, no lo dejes ir–me mira–.
“el amor puede con todo” susurra mi mente

--------------------------------------

Poco a poco se va acercando el final... Espero que me tengan paciencia, sepan que no voy a dejar sin terminar esta historia. También sepan que estoy pensando escribir una próxima novela, pero primero voy a terminar esta y después empezar a escribir los capítulos de la nueva, y cuando tenga varios capítulos adelantados comienzo a subir. Espero que les guste el capítulo y espero sus comentarios; acá, en mi twitter @togetherthepair o en mi ask: http://ask.fm/togetherthepair
Aclaro que sigo sin mi computadora, por lo cual no tengo la lista total, si alguien quiere que se la pase, me avisa.