domingo, 26 de julio de 2015

Capítulo 45

"Otra oportunidad" repetía mi mente una y otra vez de manera rápida. A decir verdad, nada quería más en el mundo que estar con ella, pero necesito una estabilidad. Siento que hoy tengo que ser egoísta y pensar en mi. Sé que me va a partir al medio –aunque en gran medida ya lo esté–, pero lo necesito. Necesito volver a mi país, con mis amigos, poder aceptar el fallecimiento de mi familia, aceptar que físicamente ya no están y que al ir a mi ciudad, al recorrer los lugares que solíamos recorrerlos juntos no duela tanto, y sobre todo curarme. No soporto un dolor más de cabeza.
–Pau–suspiro– sabes que sos la persona a la cual mas amo, la más importante... –me interrumpe
–Pero...–dice con lágrimas en los ojos y mi siento el peor ser en la tierra.
–Pero necesito irme, perdón. Puede que solo esté pensando en mi, pero es algo que necesito.
–¿Y qué va a pasar con nosotros? ¿Nuestro amor no es suficiente?
–Si nuestro destino es estar juntos, el tiempo nos va a volver a juntar.
–¿Y si no?–dice a la vez que pequeñas lágrimas comienzan a desprenderse de sus ojos.– ¿acá termina todo?
–No–respondo automáticamente. No puedo imaginarme una vida sin ella– estar separados nos va a hacer bien. Lo necesitamos. Aunque no te des cuenta ahora, es así.
–Te voy a extrañar mucho.
–Y no te das una idea cuanto yo.
–¿Y no hay ninguna posibilidad
...– ahora la interrumpo yo.
–No Pau. Te juro que es algo que necesito.
–¿Mas que a mí?
–Hoy sí–respondo totalmente partido.
–Lo acepto, aunque no comparta tu pensamiento. ¿Vamos a seguir hablando?
–Sí. Claro. No creo poder hacer de un día para otro como si no existieras, además no es mi intención–digo a la vez que me acerco a ella y la abrazo. Fuerte–.
–Ojalá puedas resolver todos tus problemas, y tu enfermedad. Desde aquí te voy a apoyar. Siempre–se separa apenas de mi pecho y me mira fijamente– te amo.
Sin poder resistirme, llevo mis manos a sus mejillas y las acarició suavemente.
–Yo también, más de lo que podes imaginar.
Ella cierra sus ojos como señal de entrega, y es lo que necesito para mi boca con la suya.
Entre abre sus labios y capturo el inferior con los míos, sintiéndome pleno.
Sus brazos se cierran en mi cuello, acercándome mas a ella.
–No te vayas, por favor –susurra entre besos.
–No me pidas eso, por favor–digo separándome.
–Soy egoísta, lo sé, pero es lo que necesito y quiero. Y estoy segura que en el fondo vos también.
–No hay vuelta atrás en mi decisión. Respeta eso, por favor.
 –Pareciera que lo nuestro ya no vale.
–No. No des vueltas las cosas. Lo nuestro vale todo, ya te lo dije, pero también te dije lo que necesito. No quiero pelearme con vos.
Ella niega con la cabeza, apartándose completamente de mi aún desprendiendo lágrimas de sus ojos.
–Supongo que este es el fin...–dice mirándome.
–Sí...
–Que te vaya bien, te deseo lo mejor.
–Pau, no quiero irme sabiendo que vos estás mal.
–Es inevitable, pero con el tiempo mejorará.
–Gracias por todo. Me salvaste.
–Fue mutuo.
Avance rápidamente hasta ella y la abrace nuevamente. Necesitaba sentirla un tiempo más conmigo. Para siempre.

Dos días después

Me encontraba en el aeropuerto esperando que anuncien mi vuelo. Ya todo había acabado. Estos dos días la había extrañado más y más a Paula, y no podía imaginarme una vida sin ella. Solo esperaba que el destino nos volviera a unir, y que eso fuese eterno.

-------
Sé que es re corto el capítulo, pero es lo que pude llegar a escribir, y antes que nada, es mejor poco, ¿no? perdón. 
Se acerca el final! 

viernes, 24 de julio de 2015

Capítulo 44

PDV Pedro.

Estaba terminando de guardar todo. Me senté en el sillón grande del living permitiéndome suspirar y realizar un paneo general.
Todavía no podía hacerme a la idea de no ver más a Paula. Se había metido tanto dentro de mí que seguramente me iba a ser imposible olvidarla, y sabía que aferrarme a los recuerdos no es una buena idea, porque chocan contra el presente y duele, duele mucho. Aunque ahora, no puedo no recordar su sonrisa y que instantáneamente se me forme una a mí. Suspiro. Todo iba a ser largo y no considero estar preparado.
El timbre suena, y extrañado me levanto dispuesto a abrir. Y allí está. Mi todo.
Parece agitada, como si hubiese estado corriendo hace minutos, por lo que sus mejillas tienen un color rojizo. Sus ojos están tan hermosos como siempre, pero apagados, tristes, sin el brillo de siempre, y no puedo evitar sentirme totalmente culpable, y eso me parte al medio.
–Hola- susurra suavemente, recargándose sobre el umbral de la puerta. Yo imito su acción apoyándome en su diagonal.
–Hola... ¿Queres pasar?–ella hace un mínimo asentimiento con la cabeza y entra, rozando nuestros brazos, provocando una electricidad que me hace necesitarla más, como si eso fuese posible.
–Ya no queda nada... –dice a la vez que mira detenidamente su alrededor.
–Me voy... Ya no tengo nada acá.
–¿Nada? ¿Y yo que soy? –pregunta mirándome fijamente.
–Vos sos todo. Y lo sabes.
–Ya no se nada...–suspira– soy todo pero aun así te vas.
–No puedo quedarme acá, viéndote todos los días, pero aun así sentirte lejos. Sé que no soy capaz de soportarlo.
–¿Y cómo llegamos a todo esto?–pregunta y veo sus ojos con lágrimas.
Sin pensarlo dos veces, me acerqué hacia donde estaba ella y la estreche contra mis brazos. No necesitaba nada más. Sentirla así, pegada a mí pecho y respirando a mi par era todo lo necesario para mí.
–Te necesito y extraño tanto –susurra entre lágrimas.–No podes irte, no dejándome a mí.
–Pau...–susurro y me interrumpe.
–No. Dejame hablar a mí–se separa apenas y me mira– sé que todo es difícil, que hemos tenido problemas, que yo en parte decidí esto, pero no puedo. No podemos separarnos así, sin más. ¿No pensas que lo que sentimos es más fuerte que todo?
 –Claro que lo pienso. Estoy en un momento que todo me desborda. Necesito paz y vos sos la única con la capacidad para trasmitírmela.
–Hablé con Martina– la miré sorprendido– me explicó todo y entendí. Sé que no lo hiciste con mala intención.
–suspire– jamás Paula, jamás haría nada qué implique hacerte sufrir. Pensé que ya lo tenías claro–le dije algo dolido.
–Perdón, en ese momento me cegué. No pude pensar en otra cosa. Te pido perdón.
–Y te perdono.
–me miro incrédula – ¿Así? ¿Simple?
–Sé que tu intención tampoco fue mala, te perdono, pero eso no soluciona nada.
”Me lo imaginaba” la escucho susurrar.
Me separo y camino hasta el sillón, donde me siento y paso mis manos por mi rostro. La cabeza comenzaba a dolerme.
–Te necesito. No quiero que te vayas y me dejes sola, y a su vez afrontes todo tu tratamiento sólo. No. Me niego.
–Pau–la veo arrodillarse a mi lado–yo te necesito a mi lado más que a nadie, pero...–me interrumpe.

–No, nada de peros. Te amo–me dice mirándome con una intensidad que me derrite– Y sé que vos también a mí–sonrío– ¿Nos damos otra oportunidad?

-------------------
Sé que tardé años en volver a subir, pido perdón. Literalmente estoy a mil con todas las clases, voy a intentar subir un capítulo por semana aunque ya pronto terminará. También sé que el capitulo es extremadamente corto, pero bueno, quería volver a subir. Pido nuevamente disculpas. Espero sus comentarios acá, en mi twitter (@togetherthepair) o en mi ask: ask.fm/togetherthepair

jueves, 2 de abril de 2015

Capítulo 43

PV Pedro.

Nunca pensé que se podía sufrir tanto por una mujer, y ahora sé que se puede cuando uno ama de verdad.
Me dolía el pecho y comenzaba a respirar con dificultad. Todo se había terminado. No había marcha atrás, o eso entendí. ¿Cómo lograba sacarla de mi cuerpo y mente? Definitivamente sabía que iba a ser imposible.
A veces lo mejor es tomar distancia y ver todo desde otro lugar, otra perspectiva para no atosigarse con lo mismo.
Estaba decidido a volver a Uruguay, no sabía si sería definitivo o no, pero lo necesitaba. Allí podría seguir con el tratamiento, y recuperar el tiempo perdido con mis amigos de toda la vida.
Era increíble todo lo que había pasado en medio año.
Sufrí como nadie cuando me enteré del fallecimiento de mi familia, pensé que iba a morir también yo, que jamás iba a superarlo.
Decidí vivir en Argentina para poder calmarme, o intentar estar mejor. Y fue acá cuando me enamoré de mi chica, de la persona más genial, buena, cariñosa, linda, simpática, inteligente y con miles de adjetivos más que pueda existir en este mundo.
Viví momentos increíbles, ella me ayudó como nadie, llegó en el mejor momento. Y por eso me duele tanto aceptar que ya no vamos a estar juntos, y que vamos a estar a horas de distancia. Pero sé, o intento creer e hacerme la idea de que es algo necesario para ambos.
Solo espero que la vida nos vuelva a encontrar, mejor, y podamos estar juntos, sin que nada nos frene.
Una semana había pasado del día que decidimos acabar con nuestra relación, y puedo decir que fueron uno de los peores días de mi vida. Sin exagerar.
No la pude ver ningún día. Ni en el pasillo, ni afuera.
En cuanto a mi tratamiento ya me habían derivado a un especialista en Uruguay. Los dolores de cabeza eran cada vez más frecuentes y yo ya no lo soportaba.
Me sentí demasiado solo. Muchas veces estuve a punto de llamar a Paula, pero me contuve. Ella había sido clara.
También pude comunicarme con Matias, uno de mis mejores amigos de mi país natal y lo noté muy contento con la noticia, y por suerte podía quedarme en su casa hasta que yo consiga algo.
A la casa de mis viejos no quería ir, primero tenía que superar un millón de cosas para volver ahí. Y mi departamento estaba en alquiler.
Decido ir a comprar algo para desayunar y así comenzar a hacer las valijas.
Subo al ascensor y espero pacientemente a bajar.
Mi corazón se detiene cuando al abrirse las puertas Paula está allí parada, mirando hacia abajo. Cuando levanta la vista, nuestras miradas se conectan y siento una explosión en mi interior. La había extrañado tanto. ¿Podré hacerme a la idea de no verla por tiempo indefinido?
–Hola–saluda débilmente a la vez que yo salgo del ascensor y ella entra.
–Hola...–susurro mientras veo las puertas cerrarse.
Dios. Esto iba a ser tan difícil.

PV Paula.

Una semana. Una semana había pasado desde que me separé definitivamente con Pedro. Una semana desde que todo en mi vida estaba mal.
No había podido hablar con Martina, en realidad no quise. Necesité tomarme esos días para pensar, me hacía falta. Pero hoy estaba decidido a hacerlo.
Mi madre me pidió que antes le vaya hasta el super a comprarle harina que necesitaba, así que hice lo que me pidió.
Ya devuelta al edificio, estaba esperando a que el ascensor baje sumida en mis pensamientos. Realmente me preocupaba la reacción de Martina ante mi visita dado que hacía más de dos semanas que no hablábamos. Cuando escucho el ruido del ascensor seguidos a la abertura de las puertas levanto la mirada.
Me encuentro con esos ojos marrones que no han dejado de estar en mi cabeza ni un momento. Siento ganas de llorar, pero hago un esfuerzo por contenerme y saludarlo. Tenía que superarlo.

Estoy frente a la casa de Martina esperando a que alguien me atienda. Mis manos sudan y mis piernas tiemblan. Solo espero que todo salga bien, que mejore.
La puerta se abre y puedo ver a Martina. Mis ojos se llenan de lágrimas y puedo ver que los suyos también.
–Hola–digo y mi voz apenas es audible.
–Hola… ¿Queres pasar?
–Por favor.
Martina se corre dejándome pasar, y yo tímidamente lo hago. Me guía hasta el living y allí nos sentamos. Ambas en el sillón para tres personas.
–¿Cómo llegamos a esto? –pregunto. Ya no aguantaba más el silencio.
–No lo se… supongo que la vida nos distanció.
–¿La vida? –niego con la cabeza– nosotras dejamos que esto pase, fuimos nosotras mismas las culpables de esto.
–¿Te enteraste no? –pregunta.
–Si, pero nuestro distanciamiento viene desde antes que lo haga.
–suspira y se acomoda– cuando me enteré estaba tan enojada, conmigo, con mi familia, con ustedes, con todos–vuelve a suspirar– quiera alejarme, olvidarme de absolutamente todo. Aquel día en tu casa, vos estabas tan en tu mundo, con Pedro, con tu felicidad, que me enojé…–la interrumpo
–¿Qué fue lo que te enojó?
–Fue un todo, no sé, vos estabas muy en tu mundo–vuelve a decir– y yo me sentí fuera del mismo.
Mi corazón se oprimió y me sentí la peor amiga del mundo.
–Tampoco quería que ustedes sufrieran, porque sabía que lo iban a hacer si les contaba, por lo que decidí alejarme.
No aguanté más y mis brazos se cerraron alrededor de su cuello, fundiéndonos en un abrazo. Sin darme cuenta por mí mejillas caían lagrimas
–Dios, te extrañé tanto–susurré.
–Y yo a vos, mucho, perdóname por todo.
–Vos perdóname, soy la peor amiga del mundo–nos separamos.
–Claro que no, sos la mejor, de verdad.
–suspire– ¿Cómo te sentís?
–Bien, estoy con el tratamiento, y si bien cuesta, y muchas veces quiero dejar todo–negué– estoy bien–suspira y sonríe– con ganas de salir adelante.
–Y lo vas a lograr, estoy segura.
–Cambiemos de tema, ¿Cómo está todo con Pedro?
–Estamos separados–digo con un nudo en la garganta. Todavía me costaba decirlo en voz alta.
–¿Eh?, ¿Por qué? – pregunta confundida.
–Él sabía sobre tu enfermedad, y me lo ocultó. No puedo perdonarlo. Ademas ya veníamos un poco mal
–No podes culparlo por eso, yo le pedí por favor que no lo haga. Hey, ustedes son el uno para el otro, no pueden separarse por algo así, además él te necesita. Se aman y el amor puede con todo, de verdad, pensalo.
–Se va a Uruguay…
–¿Estás loca? ¿De verdad vas a dejarlo ir?
–Ahora estoy dudando, no sé, es todo tan complicado.
–Ustedes lo complican, y no es justo para ninguno de los dos. Yo soy testigo del gran amor que se tienen, no lo dejen ir, no lo dejes ir–me mira–.
“el amor puede con todo” susurra mi mente

--------------------------------------

Poco a poco se va acercando el final... Espero que me tengan paciencia, sepan que no voy a dejar sin terminar esta historia. También sepan que estoy pensando escribir una próxima novela, pero primero voy a terminar esta y después empezar a escribir los capítulos de la nueva, y cuando tenga varios capítulos adelantados comienzo a subir. Espero que les guste el capítulo y espero sus comentarios; acá, en mi twitter @togetherthepair o en mi ask: http://ask.fm/togetherthepair
Aclaro que sigo sin mi computadora, por lo cual no tengo la lista total, si alguien quiere que se la pase, me avisa. 

sábado, 28 de marzo de 2015

Capítulo 42

No puedo creer que me haya ocultado algo así. Lágrimas siguen saliendo de mis ojos, pero ahora también son de enojo, ¿Cómo pudo siquiera callarse eso?
Mire a mi costado y Gonzalo seguía llorando en silencio.
– ¿Cómo te enteraste?–pregunté en un susurro.
–susupira y me mira – estaba rara–se acerca y me atrae a su cuerpo– fui a verla. Al principio se negó a que pase, lo que me resultó aún más extraño...–se le quiebra la voz– se desmayó, ahí. No sabía qué hacer, así que grité por sus padres, y ellos llegaron enseguida. Nunca los había visto en el estado en que estaban, es decir, cualquier padre se preocupan muchísimo cuando a un hijo le pasa algo así, pero ellos estaban por arriba de ese nivel, se miraban entre ellos y yo mismo pude ver que algo no andaba bien, que no fue casual.
–¿Quién te lo dijo?
–Sus padres. Los acompañé hasta la clínica y me lo contaron–nuestros cuerpos siguen juntos y ambos estamos llorando.
Todavía no puedo creerlo, no caigo, ¿cómo es posible?, mi corazón late fuertemente y siento una opresión en mi pecho.
–¿Sabes que tan grave es?
No recibo respuesta de su parte, solo escucho su llanto más fuerte y tomo eso como respuesta.
–¿Sigue en la clínica?–tenemos que ir a verla –me paro rápidamente.
–No...es mejor no ir. Ella no quiere.
–No importa lo que quiera, tenemos que ir, tenemos que estar para ella–digo tironeándolo para arriba.
–Pau, no, estoy seguro que ella nos va a buscar.
–¡NO!–le grito y vuelvo a explotar en llanto– no, no, no– repito energéticamente a la vez que me dejo caer–no puede ser, no–vuelvo a repetir tapando mi cara.
–No puedo verte así, me partís el alma–dijo a la vez que me abrazaba– tenemos que estar fuertes para ella.
–¿Cómo se hace? ¿Cómo hago para estar fuerte cuando me siento horrible?, no puedo evitar sentir algo de culpa.
–No, Pau, nada que ver, no te sientas así, y nosotros vamos a apoyarnos entre todos, y por lo menos seremos uno, pero juntos, unidos y fuerte por ella.
–¿Aunque nos estemos muriendo por dentro?
–Si.
–No puedo ni imaginarme el hecho de que algo pudiera pasarle.
–No te lo imagines. Ella va a estar bien.
–Se me hace imposible no imaginarlo, Gonza. Me siento tan mal, yo estaba preocupada por cosas tan mínimas, tan insignificantes, mientras que ella sufría, ¿Qué clase de amiga soy?
–Sos una excelente amiga, no vayas por ese lado. Ninguno tenía idea de lo que le estaba pasando. Faltó al cole varios días y pensamos que no era nada. En todo caso, todos somos malos amigos.
Mis ojos se cerraron e intenté mantener la mente en cero, pensar en nada, pero me fue imposible. Pedro apareció en mi mente y con él una ira inmensa. Estaba segura que él sabía lo de Martina, que era eso lo que no podía contarme, ¿pero cómo pudo siquiera ocultarme algo así?
–¿En qué pensas? –Gonzalo me sacó de mis pensamientos, a la vez que me abrazaba más fuerte.
–Tengo que ir a un lado–dije sin responder la pregunta y parándome rápidamente.
–¿A dónde?
–No importa. Quedate si queres, yo no tardo más de treinta minutos.
–No, no, me voy a casa, necesito descansar. ¿Me prometes que vas a estar bien?
–Es imposible hacer esa promesa. Pero si te prometo que voy a intentarlo, y que cualquier cosa te llamo.
–Te quiero muchísimo.
–Yo a vos. Gracias por todo.


Mis nudillos golpearon fuertemente la puerta del departamento de Pedro, y esperé impacientemente a ser atendida.
–Paula, hola–dice Pedro al abrir la puerta.
–¿Cómo pudiste?
–¿De qué hablas?–pregunta confundido.
–No puedo creerlo. Sabías que Martina estaba enferma–su rostro palideció– claro que lo sabias, y me lo ocultaste.
–No es así, puedo explicártelo.
–No quiero ninguna explicación tuya. Nada que venga de vos. Ya veo como me amas–digo sarcásticamente
–Podes poner en duda todo, menos el amor que te siento.
–Pongo en duda eso y mucho más.
–¿Siempre vas a ser tan inmadura?
–No tenes derecho a decirme inmadura, cuando vos sos el rey de la inmadurez.
–Que lastima que siempre tengamos que lastimarnos.
–Tal vez no estamos hechos el uno para el otro. Tal vez no debemos estar juntos–dije intentando sonar firme, aunque me estaba muriendo por dentro.
–¿Eso es lo que queres? ¿Ponerle un punto final a todo esto?
–Sí, me parece lo mejor–me trague el nudo que se había formado en mi garganta.
–¿Así sin más? ¿Tan poco te importa lo nuestro?
–Vos te encargaste de destruir todo.
–¿Yo? Una pareja es de a dos.
–Entonces el error fue mutuo.
–¿Vos pensas que lo nuestro fue un error? –no respondí, aunque sabía la respuesta– para mi lo nuestro fue lo mejor que me pudo haber pasado en este tiempo. Fuiste vos quien me devolvió todas las ganas de vivir–por más que intenté, no pude frenar las lágrimas que comenzaron a salir de mis ojos, ¿esto era el final?.
–Lo nuestro no fue un error, claro que no–confesé– Vos fuiste lo más lindo que me pasó en mucho tiempo, pero ya no podemos seguir así, no nos hacemos bien.
–Entiendo. Yo voy a irme a Uruguay, así que no nos veremos por un gran tiempo. Necesito arreglar mis problemas allá, superar…
–Ojalá puedas hacerlo, te recuperes y seas feliz–mi corazón se partió al escucharlo susurrar “sin vos imposible” –.
–Vos te mereces todo. Te voy a extrañar.
–Yo también, pero hoy siento que es lo mejor–me acerqué y conecté mis ojos con los suyos. No podía soportar ver la tristeza que desprendía de los mismos, por lo cual cerré los míos y besé sentidamente su mejilla.
–Ojalá nos encontremos en el futuro y podamos estar juntos.

–El destino lo dirá… 

--------------------
Perdón por estar tan tiempo sin subir, pero comencé las clases y se me complicó muchísimo, y cada vez se me va a complicar mas, por lo que decidí que en esta semana que tengo de vacaciones voy a dar por finalizada la novela. Últimos 12-10 capítulos. Espero que les guste el capítulo.
Sigo sin la computadora, por lo cual sigo sin lista y no está corregido. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Capítulo 41

Siempre dije que nunca lloraría por un hombre, al menos a esta edad, y si esa yo me viera en estos momentos me llamaría "idiota", pero decía eso cuando no tenia ni idea lo que era el amor.
Hoy, en la situación que me encuentro me es imposible no llorar por Pedro, por nuestro distanciamiento.
Lo único que quería era estar bien con él, ¿Tanto pedía? ¿Tan complicado es? Veo que si.
Por un lado no soportaba la idea de dejarlo solo mientras esta con su tratamiento, pero por el otro, no podíamos seguir así, tal vez con el tiempo me de cuenta que la decisión tomada es la correcta. Solo esperaba que el tiempo no sea muy largo.
La cabeza comenzaba a dolerme a medida que el llano aumentaba. Me reprendi mentalmente por ello y me obligué a buscar alguna pastilla que calmara dicho dolor.
Otra situación que me tenia sumamente preocupada era mi relación con Martina. Llevamos mas de una semana sin hablarnos y eso ya comienza a angustiarme.
Sabia, estaba segura que si intentara comunicarme con ella por algún medio que no sea personal fracasaría completamente, por lo cual mañana iría a verla sin falta. No podíamos seguir así. 
Avril Lavigne comienza a sonar desde mi iPhone a la vez que yo entro al baño para darme una reconfortable ducha, que como siempre digo; es la mejor terapia.
El agua caliente cae sobre mi cabello y se desliza por mi cuerpo y por esos segundos siento una paz profunda, una paz perdida.
Cierro mis ojos y me vuelvo a llenar de paz al escuchar la voz de mi querida Avril, entonando uno de mis temas preferidos: Give you what you like.
–Hija, Pau–escucho la voz de mi mamá y cierro el libro que estoy leyendo. Lo coloco sobre mi mesita de luz, y de la misma levanto mi taza de té, para tomar un poco.
–Hola–entra a mi habitación – ¿te sentís mejor?
–Si, aunque me duele un poco la cabeza, pero ya tomé algo–busco calor con mis manos sobre la taza.
–se sienta– ¿estas bien?
–Sí–me limito a decir.
–¿Por que será que no te creo?
–¿Por que sos mi madre?– río levemente.
–¿Me queres contar?
–No tengo mucha ganas de hablar, ma...–tomo otro poco de té y siento quemar por segundos mi garganta.
–Okey, pero sabes que siempre podes contar conmigo, sea cual sea el tema.
–Lo sé. Gracias. ¿Te enojas si duermo un rato?
–No, claro que no, te va a hacer bien.
Dejo la taza semi vacía sobre la mesa de luz y mi mamá me tapa. Sonrío.
–Gracias–murmuro cerrando los ojos.
–Te quiero–deja un beso en mi frente y sale cerrando la puerta.
Me acurruco aun mas sobre mi cama y sin mas cierro los ojos dejandome llevar por el cansancio físico y emocional que tengo.
–Está durmiendo– siento la voz de mi mama.
–Bueno, si no le molesta, puedo esperar–escucho su voz.
–No se si eso será lo mejor.
–¿Por?–abro los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz que se filtra por mi ventana.
–¿Ustedes discutieron?
–Sí...–dice apenas audible.
–No quiero que sufra, Pedro.
–Con todo respeto, eso no es algo que se pueda evitar, o que usted pueda hacerlo. Ella ya es grande, y en una relación–me alegró pensar en que sigue habiendo un nosotros– algunas veces pasa. De verdad tengo algo importante que decirle.
–Yo preferiría que te vayas.
Quise pararme e ir a decirle que se quede, que hablemos, pero recordé que fui yo quien había puesto la distancia, así que tal vez era mejor dejar todo así. Si tan importante es lo que tiene para decirme se comunicará conmigo por teléfono.
–Esta bien, adiós –lo escucho decir.
Suspiro e intento tragarme las lágrimas que amenazan firmemente con salir. Ojalá todo fuese mas fácil. –Mamá–grito mientras me acomodo sobre el respaldo de mi cama.
–Pau–entra– ¿Estas mejor?
–Sí. Te quería pedir un favor.
–Decime, hija.
–¿Podrías hacerme un té y traer algo para comer?
–Claro, enseguida lo hago–agarra la taza de mi mesa de luz, y después de dedicarme una sonrisa sale directo a la cocina –supongo–.
Abro mi libro de Nicholas Sparks y me sumerjo en ese mundo.
Unos minutos mas tarde, mi mamá interrumpe mi lectura trayendo una bandeja, la cual contenía una taza con té, un sobre de edulcorante y un par de galletitas oreos –mi favoritas –.
–Vino Pedro mientras dormías–dice a la vez que se sienta en mi cama.
–¿Que necesitaba?– no iba a decirle que escuché.
–Hablar con vos. Me dijo que discutieron.
–Amm, si, pero no quiero hablar de eso.
–Quiero que estés bien, que no sufras.
–No es algo que vos puedas manejar–repito lo que le dijo él– de igual manera no te preocupes, todo estará bien–no se si digo eso para convencerla a ella o a mi. En fin, solo espero que así sea.
–Cualquier cosa sabes que podes hablar conmigo.
–Lo sé–le doy una pequeña sonrisa y en ese instante sentimos el timbre.
–Voy a abrir.
Agarro la taza y la llevo a mis labios, amaba el té.
Veo a Gonzalo entrar en mi habitación y me sorprendo, pero mas lo hago al ver su aspecto.
Su cabello está mas alborotado de lo normal, en su rostro veo rastros de lágrimas y ropa está desprolija. Me preocupo.
–Gonza–dejo la taza en su lugar inicial–¿Estas bien?
Él me mira al principio sin decir absolutamente nada y eso aumenta mi preocupación. Pareciera como si estuviese teniendo una discusión interna.
–Hey–llamo su atención y centra sus ojos en mi– ¿Podes decirme que te pasa?
Sus ojos marrones se cierran, y al abrirlos noto lágrimas en ellos.
El corazón se me parte y sin dudarlo me paro para abrazarlo. Necesito respuestas, si, y muchas, pero no puedo presionarlo, no al verlo así.
–No se como decírtelo, en realidad no se si deba–murmura.
–Sea lo que sea que te tiene así, tenes que decírmelo–me separo un poco de él – ¿Le pasó algo a tu familia?–niega–¿a vos?–pregunto con miedo pero él vuelve a repetir la acción anterior– ¿a alguno de los chicos?–baja la mirada y no dice nada, pero no hace falta, porque sé que la respuesta es afirmativa. Siento una opresión en mi pecho que es la angustia, y sin notarlo mis ojos están llenos de lágrimas que lentamente comienzan a salir.
–Necesito que hables, por favor–le ruego.
–Martina–susurra y me abraza– ella...–vuelve a suspirar– ay, Dios–siento su llanto y mi cabeza imagina lo peor– ella tiene cáncer.
Mi mundo se detiene y no siento mas nada que no sea mi corazón latiendo fuerte. No. No puede ser cierto. Me siento en mi cama y cubro mi cara con mis manos y me permito llorar, dejando a la luz todas mis emociones.
Y es ahí cuando caigo y me doy cuenta.
Él lo sabía todo.


--------------------------

Hola, espero que les guste el capítulo y espero sus comentarios. No tengo la computadora, por lo cual no tengo la lista completa de los user que tengo que pasar el  link, solo algunos, así que si alguno ve que no se la paso me avisa y lo anoto nuevamente. El capítulo no está corregido así que disculpen si hay alguna que otra falta. 
Recuerden que voy a estar subiendo los fines de semana, si puedo, a partir del próximo subo dos, si no, solamente uno. Mi twitter @togetherthepair

lunes, 2 de marzo de 2015

Capítulo 40

–¿Te sentís mejor? –me pregunta Pedro suavemente.
–Sí–respondo mientras comienzo a masticar el último trozo del pollo hervido.
–Me alegro. ¿Queres dormir un rato?
–No, no tengo sueño.
–Bueno, ¿queres ver alguna película entonces?
–Primero preferiría que hablemos. No aguanto más –digo dejando el plato sobre mi mesa de luz y tomando un sorbo de agua.
–Yo tampoco–dice bajando la mirada unos segundos– perdón por mi comportamiento, tenes derecho a saber mis cosas, pero también debes respetarme cuando prefiero no contarte algo.
–Sigo sin entender porque no me lo podes contar, me estás ocultando algo y no me gusta–digo sin mirarlo, sabía que si lo hacía rápidamente nos arreglaríamos, y antes necesitábamos conversar.
–Es algo de ella. Tenes que hablarlo con ella. Yo mas no te puedo decir, es más, no sé que mas decirte, pero es todo lo que yo puedo hacer. Me duele que no confíes en mí.
–No se trata de desconfianza. No.
–¿Entonces de que se trata?–pregunta con el ceño fruncido– no te entiendo.
–Y yo no entiendo que secreto tenes con mi amiga.
–Mira Pau, no hay nada en el mundo que quiera más que arreglar las cosas con vos, poder estar bien, pero no vamos a llegar a nada con tu actitud de nena caprichosa– quise hablar pero me lo impidió – y no lo digo para que te lo tomes a mal, si no para que entiendas que yo no te voy a decir nada.
–¿Y entonces ahí termina todo?
–suspira– ¿por qué lo haces tan difícil?
–Yo no lo hago difícil.
–No hay mucho más para hablar entonces–dice parándose de la cama.
–¿Te vas a ir?
–¿Que pretendes que haga?
–Que te quedes para hablar.
–rie irónico – ¿para hablar? Vos tenes una postura, y yo otra, contraria. Vos no vas a parar hasta que te lo cuente y yo no te lo voy a contar. Es preferible que me vaya ahora.
–Estas teniendo una actitud tan inmadura.
–La tuya es egoísta, y eso es peor.
Mi corazón latía con fuerza, y miles de lágrimas amenazaban con salir, pero no quería que él me vea así.
–Una relación no es así. No se trata de irse cuando no se llega a un acuerdo, si no de hablar, hasta solucionarlo.
–¿Y cómo vamos a solucionarlo? ¿Qué pretendes que haga?
–¡No se! –grité– pero hacé algo, no dejes que esto se vaya así–digo explotando a la vez que lagrimas comienzan a desprender de mis ojos sin premiso alguno.
–No me gusta verte llorar, me hace mierda–dijo acercándose a mí.
–¿Por qué nos lastimamos? ¿Por qué no podemos estar juntos sin ningún problema?
–No lo sé, supongo que así es la vida, y así son las relaciones.
–¿Así? ¿Cómo la nuestra?
–Todas son diferentes, pero a su vez todas tienen dificultades.
–Me agota estar así.
–¿Qué queres decir?
–suspiro– lo mejor va a ser tomarnos un tiempo.
–¡¿Qué?! ¡No!, podemos solucionar esto–dice y noto el miedo en sus ojos. Eso hace que se me cierre el pecho.
–Vos mismo lo dijiste, ambos tenemos posiciones distintas.
–Pero no por eso nos vamos a separar, Pau–acuna mi rostro en sus manos y cierro los ojos– te amo–susurra a milímetros de mi boca– ¿eso no es suficiente?
–me obligo a abrir los ojos– Pepe, el amor que nos tenemos siempre va a ser suficiente, pero me parece necesario tomar distancia, que no nos veamos por un tiempo, eso nos va a fortalecer, estoy segura.
–¿Y en el medio que pasa? yo te necesito conmigo–tuve que apartar la mirada porque la suya me mataba, no podía verlo tan débil frente a mí.
Recordé su tratamiento y me sentí la peor persona del mundo, ¿Estaba dispuesta a dejarlo solo en este momento? ¿Podría hacerlo?, la única certeza es que ahora, hoy, necesitaba estar sola.
–Tenes que entenderme, por favor. Lo necesito.
–¿Y lo que necesito yo no vale?
–Claro que sí, siempre, pero todo esto me abrumó.
–¿Vamos a separarnos por un tercero?
–Nos separamos por nosotros, nadie más tiene la culpa.
–Está bien–dice parándose– aunque no comparto tu decisión, por supuesto que voy a respetarla.
–Vas a ver que con el tiempo... –me interrumpe.
–El tiempo no tiene sentido sin vos, no vale–ríe irónico– no sé en qué momento te volviste tan indispensable en mi vida.
–Y vos en la mía.
–Lo disimulas muy bien.
–Pedro...
–No, tranquila, ya no hace falta decir nada, tal vez tengas razón y nos haga bien.
–Hey, sabes que a pesar de esto, siempre vas a poder contar conmigo, si necesitas a alguien, yo estoy.
–¿Y la distancia?
–Siempre vas a poder contar conmigo–repito omitiendo su pregunta.
–Que te mejores.
–Gracias... y suerte con las sesiones.
–No va a ser suerte lo que necesite–dice mirándome fijamente a los ojos y sin más se va.
Escucho la puerta principal abrirse y a los segundos cerrarse. Mi cuerpo cae sobre mi cama y es ahí cuando me permito llorar, llorar de angustia, de rabia, y de todas las emociones existentes.
¿Por qué siempre que tenemos algún conflicto terminamos así? ¿No es suficiente todo el amor que nos tenemos?
Me parte el alma tener que separarme de él, alejarme y dejarlo solo con su tratamiento, pero hoy siento que necesito ser egoísta y pensar en mi, pensar en que necesito estar sola, aclarar mis ideas y dudas. 

----------------
Perdón por tardar tanto en subir, pero acá está -corto, lo sé-. Quiero aclarar que a partir de hoy voy a subir solo los fines de semana, y que no le quedan mas de 20 capítulos a la novela. Espero sus comentarios y que les guste el capítulo. 

sábado, 14 de febrero de 2015

Capítulo 39

Sentía voces a mí alrededor, pero me negaba a abrir los ojos, tenía mucho frío. Acomode mejor las mantas sobre mi cuerpo e intenté seguir durmiendo, pero no pude.
–Pau, despertate–siento la voz de mi madre–estas volando de fiebre.
Abro los ojos pero al instante los cierro por la luz, vuelvo a abrirlo hasta acostumbrarme a la luz y nuevamente el frío se apodera de mi cuerpo.
–Tengo mucho frío–digo suavemente y descubro que me duele bastante la garganta.
–Lo sabemos, es mejor que te des un baño–escucho la voz de mi padre– así después te acostas y tomas algo.
Él tenía razón. Haciendo un gran esfuerzo, retiré las mantas y me paré. Mis piernas flaquearon y mi madre tuvo que sostenerme.
–Yo la acompaño, vos prepara paños fríos–le dice mi madre a mi padre.
–Bueno. Cualquier cosa avísame–besa mi frente.

------
Ya estoy nuevamente acostada y tapada. Mi papá coloca paños en mi frente mientras que mi mamá estaba preparándome un té. Miré por la ventana y el sol ya estaba.
–¿Qué hora es?–pregunto suave.
–mira el reloj de su muñeca– van a ser las diez am.
– ¿No van a ir a trabajar?
–Si te sentís mejor después del mediodía si.
Me limite a asentir y cerré los ojos. Me dolía el cuerpo.
–Hija–abro los ojos y mi mamá está allí – acá tenes un té, tómalo y después te dormís un rato si queres.
Coloca la bandeja sobre mi falda y yo agarro la taza de té. Suspiro de placer cuando mis manos hacen contacto con la caliente porcelana.
Poco a poco voy bebiendo la infusión, y para cuando la termino mis ojos pesan.
–¿Queres que nos quedemos acá?
–No–digo mientras mi mamá retira la bandeja con la taza vacía– no es necesario, voy a estar mejor.
–¿Segura? –pregunta ella dudosa.
–Si, de verdad. Vayan y trabajen tranquilos.
–No vamos a estarlo si sabemos que te sentís mal–mi padre.
–Es solo un poco de fiebre y dolor corporal, nada que un par de horas no lo soluciono, prometo llamarlos si me siento peor.
–Creemos en vos, eh–mi papá besa mi mejilla tiernamente–igual todavía faltan un par de horas para que nos vayamos.
–Bueno, igualmente yo voy a dormir ahora.
–Descansa–besa mi frente.
–Te queremos.
Les dedico una sonrisa, me acomodo bajo mis mantas y me dejo llevar por el sueño.

"Mi pequeña" la voz de Pedro resuena en mi cabeza, pero estoy demasiado cansada como para saber si es o no realidad.
"¿Por qué me cuesta tanto estar separado de vos?" vuelvo a escuchar junto con unas suaves caricias en mi cabello.
Me obligo a abrir los ojos, y cuando lo hago el rostro de él aparece en mi campo de visión. Era real, él estaba acá, conmigo.
–Pequeña, mi pequeña–repite en mi oído.
–Pedro–susurro–¿Qué haces acá?–me acomodo en la cama.
–Tu madre me dejó pasar, pero eso no importa, lo que verdaderamente importa es tu salud, ¿Cómo te sentís?
–Bien, mejor–me aclaro la garganta– la cabeza me sigue doliendo, un poco, pero ya no siento tanto frio.
–Mejor entonces, ¿Tenes hambre?
–Sí. Mucha.
–Te voy a preparar algo para almorzar entonces.
–¿Qué hora es?
–Van a ser la una pm. Te preparo algo y vuelvo–deja un beso en mi frente y otro en mi mejilla.
Se va y yo largo un suspiro, acompañado de una sonrisa. Me hacia bien tenerlo conmigo, a pesar de lo que pasó ayer, saber que le importaba me hace sentir mejor.
–¿Muchas cosas en las que pensar? –pregunta y me saca de mis pensamientos. Él estaba con su cuerpo recargado sobre el marco de la puerta.
–Así es.
–Nos debemos una charla–se acerca y sienta en la cama.
–Sí.
–Pero es mejor después.
–Sí. ¿Qué estas cocinando?
–Pollo hervido con verduras que encontré en la heladera.
–cierro los ojos por un momento– que rico.
–Espero que me salga rico y te guste.
–Seguro si.
Él me mira y sin decir nada me abraza, yo me acurruco en sus brazos, sin importarme nada más.
–¿Me queres?–le pregunto en un susurro.
–Pau... Sabes la respuesta.
–Necesito escucharla.
–me mira– más que a nada en el mundo.
–¿Por qué nos lastimamos entonces?
–No lo sé, pero no te das una idea lo que me duele pelear con vos.
–A mi también, mucho.
–¿Podemos hacer como si nada pasó? –lo miro– solo por este rato, por favor–me suplica.
¿Cómo decirle que no cuando me mira de la forma en que lo hace? Con sus ojos llenos de suplica, temor y hasta dolor.
–Soy consciente que ambos tenemos que disculparnos–afirmo con la cabeza– pero dejemos la charla para después–me dice y lentamente acerco nuestros rostros.
–Dejame decirte que me hace muy bien que estés acá, conmigo. Siempre te necesito.
–Y yo a vos, te volviste una necesidad constante en mi vida.
–Te amo–susurro y poso mis labios sobre los suyos.
–Yo a vos, yo te amo a vos, pequeña–dice para después besarme.

Y en este momento, nada me importa más que él, que nosotros.

----------
Espero que les guste el capítulo y sus comentarios -en el anterior solo recibí dos en el blog, así no-.