sábado, 29 de noviembre de 2014

Capitulo 8


          -¿Fue hace mucho?-pregunté sin dejar de abrazarlo.
-A principio de año.
-¿Queres contarme como fue todo?
-Habíamos pasado navidad juntos, y ellos para año nuevo junto con mi dos hermanos –Paz y Santiago- que eran más chicos que yo, habían decidido pasar año nuevo en la casa de mis abuelos paternos, pero ellos no vivían en Montevideo, lo hacían a tres horas de allí. Yo me quedé a pasarlo con la familia de mi novia-lo miré extrañada- sí, tenía una novia y llevábamos dos años de relación. Pasamos la noche muy bien, hablé con mis padres y hermanos para desearnos un buen año, y al otro día, bueno… en la ruta tuvieron un accidente y…-no pudo seguir hablando y comenzó a llorar, sin dudarlo volví a abrazarlo.
-Tranquilo, no sigas…
-Me hace mierda siempre, todavía no puedo creerlo, fue algo tan injusto, todo por un hijo de puta que manejaba borracho. Yo sentí, yo siento que una gran parte mía murió con ellos. Era mi familia Pau-me miró y tenía una mirada tan triste que me partió el alma- ellos eran todo, pero literal, nunca conocí a personas tan buenas como ellos, estaban llenos de amor, de vitalidad, siempre con una sonrisa. Mi hermanita-dijo en un susurro y volvió a explotar en llanto- ella se merecía seguir viviendo, tenía tu edad. Era una persona llena de luz, es injusto, tantas veces pienso que hubiese sido mejor que esté yo en su lugar.
-No, no vuelvas a decir eso Pedro.
-No te das una idea el dolor que siento, me hace mierda todos los días, cada uno de ellos. No dejo de imaginarme o realizar suposiciones de que hubiese pasado si se quedaban.
-No te sirve de nada pensar así, Pepe. Yo pienso que las cosas pasan porque tiene que pasar, no importa el contexto.
-No. Las cosas no pasan porque tienen que pasar. Ellos no tenían que morir, no.
-No quiero decirte frases hechas, pero ellos de verdad están con vos, te apoyan, desde el lugar que están. Aunque sueno feo, a veces tenemos que aceptar que hay personas que se quedan en nuestro corazón, aunque no se queden en nuestra vida. Mi madre siempre me dice “Las personas que amamos no se mueren nunca, porque las recordamos” y pienso que así es.
-Es complicado pensar así, yo a principio lo que pensaba era que al pasar el tiempo el dolor iba a disminuir, pero me pasa todo lo contrario, extraño todo de ellos, hasta las cosas más cotidianas.  Siento que nunca voy a lograr superar esto, que nunca voy a poder hablar de ellos, o recordarlos sin llorar.
-Yo pienso que sí, pero primero tenes que pasar esta etapa, la de llorar, llorarlos sin control, es todo muy reciente. Podes contar conmigo para lo que quieras, lo sabes-lo abracé.
-Gracias, de verdad, muchas gracias. Todo esto es tan raro, siento que te conozco hace mucho tiempo-se separó un poco de mí.
-Yo también, pero trato de no analizarlo tanto.
-Yo estoy intentando hacer lo mismo. ¿Te queres quedar a cenar?
-Gracias por la invitación, pero es hora que vuelva a casa.
-Bueno, quedará para otro día, ¿no?
-Claro, no va a faltar oportunidad. ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Sí.
-¿Qué sucedió con tu novia?
-Mmm, eso lo dejamos para otro día. Es largo.
-Bueno-nos paramos- a pesar de todo, pasé una linda tarde-noche-reímos- gracias.
-Es recíproco-caminamos hasta la puerta.
Sin temor a equivocarme, creo que nunca me habían dado un abrazo tan lindo-como el que me estaba dando Pedro en este momento-.
-Nos vemos-susurró en mi oído y besó mi mejilla al separarse.
-Nos vemos, gracias nuevamente.
Ahora yo besé su mejilla y salí de su departamento.
Llegué a mi departamento y al entrar milagrosamente todo estaba en silencio. Fui hasta la habitación de mi madre, y pude ver gracias a que la puerta estaba entre abierta que estaba acostada leyendo.
-Ma, llegué-dije sin entrar- voy a bañarme.
-¿Podes hablar después?
-Sí.

Como dije millones de veces, la ducha era una especie de terapia. Comencé a recordar todo lo que me había contado Pedro y me volvía a partir a la mitad-la exageración siempre-. Por lo poco o mucho que lo conocía sabía que no se merecía el sufrimiento que tenía, jamás perdí a un familiar mío cercano, y de solo pensar en perder a mis padres me helaba la sangre-literal-.
Raro. Lindo. Distinto. Son buenas palabras para en algún punto definir lo que nos pasa. Aunque verdaderamente siento que hay que dejar de pensar tanto, y más cuando sucede algo así. Nuestra conexión fue instantánea.
Dejarse llevar-por sobre todos-. Eso.

-La cena ya está pronta-dijo mi madre golpeando la puerta del baño.
A los pocos minutos salí y me dirigí al comedor. Allí estaba ella sentada y en la mesa se encontraban los platos con milanesas y ensalada junto a dos vasos de gaseosas. Tenía hambre así que me venía perfecto el menú.
-¿Cómo estás?-me preguntó cuándo me senté.
-Bien, supongo-comencé a cortar la milanesa.
-Yo te quiero pedir perdón por este mes horrible que te hicimos pasar con tu padre, se nos fue todo de las manos.
-Veo…
-Sabes todo lo que te amamos y lo que menos queremos es que sufras.
-A veces no se nota.
-Por eso te pido perdón, en el nombre de los dos. Vos no tenes nada que ver con esto.
-¿Es totalmente definitivo?
-No lo sé. Sinceramente no lo sé. Pero vos tranquila, todo se va a solucionar, sea cual sea la situación con tu padre.
-¿De verdad se acabó todo el amor que se tenían?
-suspiró- no, claro que no. Veníamos mal y explotamos, pero el amor no se acabó.
-¿Y porque papá lo dice, entonces?
-Porque la situación nos desbordó a los dos, solamente por eso. Pero vos no te tenes que meter en estos problemas nuestros.
-Ustedes me meten. Y no hace falta pedir perdón, entendí.
-¿Dónde estuviste todo este tiempo?
-En la casa de Mar-odiaba mentirle pero no quedaba otra.

Ya en mi habitación, decidí poner un poco de música así me relajaba. La voz de James Blunt fue la elegida. No existía mejor cantante.

Y me dormí escuchando su voz y pensando en todo lo que había pasado, en Pedro. 

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viernes, 21 de noviembre de 2014

Capitulo 7

Estaba a punto de salir para el gimnasio cuando siento que tocan timbre, extrañado me dirijo a la puerta y la abro. Paula se encontraba allí, con los ojos rojos e hinchados.
-Pau, ¿estás bien?-pregunté preocupado e hice que pase para cerrar la puerta.
-No, capaz te parezco una desubicada al venir pero vos me dijiste que podía venir y em, me sentía muy mal en mi casa.
-Sabes que si te lo dije es porque esperaba que vengas cuando lo necesites, ¿queres algo para tomar?, ¿un té?
-Si no es mucha molestia un té sí.
-Para nada, ponete cómoda que voy a preparar.
-Te acompaño a la cocina y después nos sentamos juntos.
-Dale-fuimos hasta allí-.
-Estabas por ir al gimnasio, ¿no?-asentí- perdón por venir, no me acordé.
-No tenes que pedir perdón, no me va a pasar nada por no ir al gimnasio una vez. Tranqui-sonreí-.
Ella agarró el celular y escribió algo, para después volver a guardarlo.
-Le mandé un mensaje a Gonza para que no me pase a buscar.
-¿Son amigos hace mucho?-pregunté mientras agarraba la pava con agua ya caliente y llenaba las tazas con la sustancia mencionada.
-Sí, desde chicos, nuestros padres son amigos.
-Qué lindo…-dijiste nostálgico.
-¿Y vos?
-¿Yo qué?-comenzamos a caminar hacia el living y allí nos sentamos en el sillón más grande. Cada uno con su taza-ya vengo.
Volví a la cocina para agarrar un paquete de oreos de la alacena y colocarlas en un plato.
Dejé el mismo en la mesita ratona que se encontraba dónde estábamos y la miré para que vuelva a hablar.
-¿Sos de acá?
-No, de Uruguay, me mudé este año.
-¿Puedo saber el motivo?
-La verdad es que es un tema complicado y doloroso para mí, preferiría ahora no hablar de eso…-tomé un poco de mi té- contame vos, ¿Por qué estabas así?
-¿Viste que hoy a la mañana te dije que mi padre debía venir a buscarme?-asentí- bueno, se olvidó, y mis padres buscan cualquier excusa para discutir y decirse de todo, y sinceramente me hace mal escucharlos así-comenzó a llorar y sin ninguna duda dejé la taza en la mesita y la abracé- es que, yo pensaba que tenía la familia perfecta en cierto modo, y esto me derrumbó por completo, nunca pensé que el amor podía terminarse tan rápido, o de la forma en que terminó para mis padres. Yo los notaba tan felices a ambos, y no puedo creer lo que pasó. Ahora cuando se juntan lo hacen para discutir, y me molesta que no piensen ni un segundo en mí, que no les importe como me siento, es una situación horrible-dijo sin dejar de llorar.
Me partía el alma verla así, simplemente no podía. La abracé fuerte con el fin de intentar que se calme un poco, solo un poco.
-Tranquila, tranquila, yo estoy acá-besé su cabeza.
-Te juro que no comprendo que falló.
-No pienses en eso, eso es algo de tus padres. Puede pasar.
-Pero ellos ahora se odian y me mata verlo así.
-No se odian, estoy seguro que no. Simplemente se acaban de separar y… si vos te sentís así… ¿Cómo pensas que se sienten ellos? No debe ser para nada fácil. Para ninguno de los tres.
-Necesito distraerme, dejar de pensar un poco.
-¿Queres que miremos alguna película o juguemos a algo?
-¿Jugar a algo con tu edad?-dijo separándose de mí y riendo.
-¿Te estas riendo de mí?
-Imposible. ¿A que podríamos jugar?
-A las cartas, a realizarnos preguntas…
-Las preguntas me gustan.
-Comienzo yo, ¿hija única?-bebí un poco de mi té.
-Sí. ¿Vos?
-No-contesté haciendo fuerzas para no quebrarme en ese momento- ¿Color preferido?
-Violeta. ¿Cuántos años tenes?
-22. ¿Vos 17?
-Sí. ¿Estás en pareja?
-No.
-¿No?-negué- que raro.
-Mejor solo que mal acompañado es la frase, ¿no?-ella asintió- ¿Por qué raro?
-No se…-reímos para que se no se vuelva incomoda la situación-.
-¿Vos?
-Nop, sola.
-De vos si es raro-y ella me miró confundida- que se yo, sos linda, y viste que a esta edad todos tienen algo.
-No sé si es tan así, pero de serlo yo soy la excepción-agarró una oreo y se la comió- amo las oreos con mi vida y gracias por lo de linda-dijo sonrojada y bajando un poco la mirada.
-¿Tanto?-pregunté sobre las oreos para no incomodarla. Era lo que menos quería. Estábamos en un clima tan lindo...
-Mucho-reímos-.
-¿Tus padres saben que estas acá?
-Saben que salí, pero no les dije a donde…
-Mandale un mensaje para que sepan que estas bien.
-No les debo importar mucho, no me han escrito nada. Deben estar muy ocupados discutiendo.
-No seas tan cruel con ellos. De verdad no debe ser una situación fácil para ellos.
-Para mí tampoco lo es y no me cuidan. No quiero hablar de eso. Si necesitas que me vaya me decís y…-la interrumpí.
-Nada más lejos que eso, de verdad-le sonreí para darle confianza.
-Perdón por reaccionar así, a veces me siento saturada.
-No pasa nada, ¿queres que veamos una película? Tengo helado.
-Sos lo más-me abrazó- gracias de verdad, no sabes lo bien que me hace esto.
-Nada que agradecer, ¿Qué miramos?
-¿Cuáles tenes?
-Fijate en aquella repisa-le señalé una que se encontraba al costado del televisor- yo voy a buscar el helado.
Cuando volví al living Paula se encontraba muy concentrada buscando alguna película.
-¿Ya te decidiste por alguna?
-Sí, esta- se dio vuelta y me mostró la caja de “Cuando te encuentre”.
-Genial, la pongo y nos sentamos.
Hice lo dicho y la película comenzó.
Agarré el pote de helado junto con una cuchara y se lo di a Paula, ella me agradeció con una sonrisa y comenzó a comer y mirar.

Y si bien seguía pensando en lo raro de todo, nada me hacía mejor que tenerla así, tenerla “conmigo”. 
Conocía la película de memoria, así que simplemente me dediqué a mirar a Paula, con disimulo para no incomodarla. 
Casi al final, cuando el desenlace apareció, ella comenzó a llorar-esa parte lo ameritaba- y yo la abracé. Era una sensación tan linda tenerla en mis brazos que lo quería hacer siempre que tenga oportunidad. 
-Que linda película-comentó cuando la misma finalizó- no te tenía con el perfil de mirar de ese genero-romántico-. 
-reí- no es mía esa.
-¿De quien es, entonces?
-De mi madre- y bajé la mirada. 
-No te hace bien hablar de tu vida privada, ¿no?
-No se si es eso, es que-suspiré- mis padres fallecieron junto a mis dos hermanos-le conté sin poder evitar que algunas lagrimas se desprendieran de mis ojos y ahora fue ella quien me abrazó-. 
Y en ese momento no necesitaba nada mas. 
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martes, 18 de noviembre de 2014

Capitulo 6

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Entrar al colegio y encontrarme con el amigo de Paula agradeciéndome por haberla salvado me desestabilizó bastante. La noche anterior estuve pensando mucho, pensando cosas que realmente no debería pensarlas o más bien sentirlas. Todavía sigo sin entender la conexión que sentí con Paula, más allá de que si fue mutua o no, era algo que no podía permitirme, más allá de lo que se ve a simple vista: Ella mi alumna, y yo su profesor. Pero eso es otro tema.
Necesité cortar todo, porque me conocía, y sabía que era lo mejor –exagerando un poco y adelantándome a un supuesto futuro-.
Las horas de clases pasaron normal, hoy no tenía clase con su curso, pero si con el de su amigo que me enteré que se llama Gonzalo.

De ese día pasaron cuatro semanas, y yo ya me sentí enloquecer. Por más que quería alejar a Paula de mis pensamientos, el mundo se empecinaba en hacer totalmente lo contrario. En el correr de este tiempo me la crucé varias veces en el edificio, y a decir verdad no la veía nada bien, en algunas ocasiones la encontré con los ojos bastantes rojos, y la mirada triste-y eso me mató-. Muchas veces intenté preguntarle si algo le pasaba, porque más allá de que había dicho que me quería mantener al margen con ella esto simplemente me sobrepasaba. Desde el día que la conocí sentí una conexión-la bendita conexión que vengo hablando hace bastante- y ya pienso que si bien fue algo raro, extraño, por algo fue, y no quiero buscarle el porqué. No me interesa. Existe y listo, sea cual sea la razón.
Hoy era lunes y por ende tenia clase con su curso.
Me desperté tarde, no sentí el despertador, pero para mi suerte mi despertador biológico si lo sentí. Me duché a las apuradas al igual  tomé que el desayuno. Cuando estaba saliendo faltaban tres minutos para que el timbre toque, y me quería morir, y para mi mala suerte la tormenta que había era terrible. A la entrada del edificio me encontré a Paula, con su uniforme y mochila. De espalda.
-Paula-coloqué mi mano en su espalda y se dio vuelta- hola, ¿vas a colegio?
-Hola, em-dudó- sí.
-¿En qué vas? Llueve bastante y ya es tarde.
-Veo que llueve- dijo algo irónica- se suponía que mi padre debía venir a buscarme-.
-Capaz que por la lluvia está cortada alguna calle, no sé, pero… ¿queres que te lleve?-pregunté dudoso. Y si, hace dos semanas conseguí comprarme un auto.
-No, no, gracias, espero que venga mi padre o si no tomaré un taxi. Gracias igual.
-El timbre ya habrá tocado y yo soy bastante estricto con las llegadas tardes, eh-reímos juntos- dale, vamos que te llevo.
-Pero… ¿Qué van a decir si nos ven llegar juntos?
-Nada, nadie se dará cuenta, ya habrán entrado todos, y de ultima no estamos haciendo nada malo, dale, vamos que te llevo, ¿sí?-ella asintió tímida- aguántame que saco el auto.

-¿Puedo preguntarte algo?-estábamos los dos en el auto yendo al colegio, con una tardanza de cinco minutos. Ya había desistido de la idea de no acercarme a ella.
-Sí, claro-me miró por unos segundos y volvió su vista al frente-.
-¿Por qué has estado triste estos días?-me dedicó una mirada confusa- he notado en varias oportunidades que estas triste, sos bastante trasparente.
-Es algo complejo… no sé si da para hablarlo acá.
-Es entendible, y tampoco te sientas en la obligación de contármelo. Es solo que te noté un poco triste y bueno… Más allá de ser tu profesor, quiero que sepas, em, que podes confiar en mí, ¿sí?-ella me miró- a veces pienso que no debería meterme en esto, pero es más fuerte que yo-siempre exagerando un poco, pero era lo que sentía- vivimos recontra cerca-reímos- así que sabes que cualquier cosa estoy-y ella simplemente me dedicó la mirada más dulce que había visto en mi vida.
Y en algún punto me sentí un tarado estar diciéndole eso, y más cuando no nos conocíamos casi nada, pero fue una necesidad, algo que no pude manejarlo.
-C-dije y ella me miró sin entender- puerta C- solo sonrió y se bajó del auto ya que habíamos llegado.

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Todavía no podía creer todo lo que había pasado en este último mes. Si yo creía tener la familia perfecta estaba bastante equivocada, y el tiempo me lo demostró.
“Ya no siento lo mismo por tu madre. Decidimos tomarnos un tiempo” eso fue lo que mi padre me dijo un día, así de la nada. Y después de esa frase vinieron las mil y una peleas, las discusiones, los gritos, y yo entre medio, sin importarles un carajo como me sentía, como afectaba en mí su decisión.
Mi padre decidió irse del departamento, de la nada también, no intentó arreglar nada. Lo veía poco y nada a decir verdad, no conocía donde estaba viviendo, y cuando me pasaba a buscar para hablar lo hacía todo a las apuradas.
Igual lo peor fue que hace una semana comenzaron con los papeles del divorcio, y el tema de la tenencia, y ahí es donde yo entro, donde se toma en cuenta mi decisión, aunque la misma ya estaba clara: quería quedarme con mi madre. Pero la situación no era para nada lindo.
Dos días atrás le dije eso a mi padre, y su reacción no fue la mejor. Gritos, gritos y más gritos. La solución a todo eso era encerrarme en mi cuarto a escuchar música, y a pensar en Pedro. Sí. En él. Sinceramente era más fuerte que yo, y por lo que me dijo hoy también más fuerte que él.
Estas últimas semanas se preocupó bastante por mí, preguntándome como estaba, pero yo siempre trataba de evadirlo, evitar las respuestas. No quería involucrarme más con él, aunque ya lo había hecho casi inconscientemente.

La guerra campal número quinientos tres se estaba desatando en este preciso momento a causa de que mi padre no vino a buscarme hoy para llevarme al colegio. Sinceramente no lo soportaba más, no podía soportar escuchar a mis padres gritarse de tal forma, olvidándose todo el amor que en algún momento se tuvieron, olvidándose de que ahí estaba yo.
-¿Puede dejar de gritar?-pregunté con los ojos llenos de lágrimas cuando aparecí en el living- ¿pueden pensar en mí? Para ustedes debe ser complicada la situación, pero para mí lo es mucho más. Me hace mal escucharlos gritar de la manera en que lo hacen, no puedo-dije ya llorando- acá la que única que quedó en el medio de esta situación de mierda fui yo. Sepan que no es una situación linda para mí- y ellos simplemente me miraron, y al segundo comenzaron a echarse la culpa de porque estaba así yo.

Y en ese momento me acordé de Pedro, de la conexión rara que teníamos-porque ya lo llamábamos así- y de sus palabras. Lo necesitaba. 

domingo, 16 de noviembre de 2014

Capitulo 5

Y tenerla así, contra mi pecho y con sus abrazos posados en mi pecho también era una situación que me traía un paz que sinceramente hacía tiempo que no sentía. Agradecía una y mil veces haber estado con ella en ese momento y de alguna manera “salvarla” o más bien ayudarla. Paula no dejaba de temblar y eso me mataba.
-Sh, sh, ya pasó-susurré cerca de su oído-ya estas a salvo. No va a pasarte nada- la abracé más fuerte con el afán de darle confianza, seguridad y tranquilidad, y muy para mis adentros, la abracé más fuerte porque era una sensación tan linda, y a su vez tan complicada de explicar que quería guardármela.
-¿Estas mejor?-le pregunté unos minutos después al sentir su respiración normalizarse.
-Si-contestó separándose un poco de mi- gracias por todo y perdón por haberte hecho vivir esa situación...
-No tenes que agradecer nada, y menos que menos pedir perdón-quiso hablar pero no la dejé- sh, nada más para decir-tomé su muñeca colorada- ¿te duele mucho?
-Em no, solo me arde un poco.
-Bueno, ahora llegas a tu casa y te colocas un poco de hielo, ¿sí?-ella asistió-¿Dónde vivís?
-En el edificio que está a tres cuadras derecho.
Y si algo faltaba en este día era saber que Paula vivía en el mismo edificio que yo.
-¿De verdad? Yo vivo en el mismo. Vamos que te acompaño.
Ella me miró sorprendida pero a los segundos se paró y se puso a la par mía. Caminamos en silencio todo el trayecto. Si me dirían que le ponga algún nombre al día de hoy la palabra que mejor le quedaría sería “RARO”, todo fue bastante raro, rápido…
Llegamos al edificio…
-¿A qué piso vas?-pregunté
-Al 6to, ¿vos?
-4to. ¿Subimos juntos?
-Sí.
Nos dirigimos al ascensor y entramos.
-Acordate de ponerte hielo, eh.
-Sí, no te preocupes que me acuerdo.
El ascensor llegó a mi piso.
-Bueno, nos vemos en el colegio-la saludé con un beso en la mejilla.
-Nos vemos, y… gracias por todo, de verdad-me abrazó unos segundos.
-Nada que agradecer, pero para la próxima no andes sola a la noche, y acordate…-me interrumpió.
-Sí, me acuerdo de ponerme hielo. Chau-reímos y salí para caminar unos pasos y entrar a mi departamento.
Pensé que era raro que en estas pocas semanas que llevaba acá nunca la haya visto, pero después pensé que no salí mucho así que era probable que no la haya visto nunca.
Y voy a quedar muy repetitivo, pero todavía no caigo, la situación fue rara, pero lo que sentí yo fue más raro. Paula. Mi alumna. Y eso es lo que me tiene que quedar claro en este momento.
Me duché por varios minutos, y después me coloqué un poco de hielo en el labio. Si hubiese tenido la oportunidad la seguiría abrazando, me sentí tan bien en ese momento.

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Entré a casa y lo primero que me vi fue a mis padres mirando hacia la puerta con una cara no muy amigable, pero al ver la mía se acercaron rápidamente.
-Hija, ¿Qué te pasó?-Mi madre.
No aguanté más toda la tensión contenida, todo el miedo que sentí, los nervios, y los abracé fuerte a ambos.
-Pau, contestanos, ¿alguien te hizo algo?
-¿Nos sentamos y les cuento?-me separé.
Diez minutos después estábamos en el living con un té cada uno. Amé que mis padres me respetaran para esperar que yo hable y no me atosiguen a preguntas.
-Gonza se tuvo que ir antes, cenaba en la casa de Camila, y me dijo que los llame a ustedes para que me vaya a buscar ya que no quería que a la noche me vuelva sola, pero cuando salí me sentí un poco mal y quise ir hasta el kiosco que queda cerca para comprarme algo, y después si llamarlos, pero cuando estaba yendo me quisieron robar, pero por suerte llegó mi profesor de matemáticas-ellos me miraron raro- Pedro, así se llama, estaba en el gimnasio también, y da la casualidad que vive en este mismo edificio, así que me encontró cuando el tipo me estaba apretando-les mostré mi muñeca que aún seguía un poco colorada- y bueno, el tipo le pegó una trompada, pero Pedro se la devolvió más fuerte y nos fuimos. Él me acompañó.
-Ay, mi amor-mi madre se levantó para abrazarme.
-Tranqui, ma, estoy bien.
En ese momento mi padre me trajo hielo para colocarme en la muñeca, me acordé de Pedro y reí para mis adentros.
-¿Estas segura que no te hizo nada más?- mi padre.
-Segurísima, pá. Tranquilos. Ahora me voy a bañar.

Media hora más tarde intentaba descifrar la paz que había sentido con el abrazo de Pedro. Pedro. Mi profesor.

A la mañana me desperté con un grito, si, un grito de Gonzalo, “Paula”.
-Nene, ¿Qué haces acá? ¿Por qué gritas así?-abrí los ojos.
-Paula, te dije ayer que no te vuelvas sola.
-Ya, no me pasó nada.
-Pero podría haberte pasado, y me moría si algo te sucedía-se sentó a mi lado.
-Sos lo más, de verdad, reconozco que me equivoqué, perdón, pero ya estoy bien, en realidad siempre estuve bien, solo me asusté mucho, ¿Qué haces a esta hora y como te enteraste?
-Quise pasar para desayunar con vos y luego ir juntos a clases, y tu padre me contó.
-Bueno, seguramente papá ya haya hecho el desayuno, anda si queres que mientras yo paso al baño y me cambio.
-Dale. Te quiero tanto y de verdad no sé qué hubiese hecho si te pasaba algo, me da tanta culpa.
-lo abracé- no, no, nada de culpa, lejos de ser tu culpa, de verdad, tranqui.

De camino al colegio me contó lo bien que había estado la cena con su novia y la familia de ella, por suerte se llevaban muy bien.
A la entrada del colegio nos encontramos con Pedro, y Gonzalo, como tan mandado que es lo detuvo…
-Pedro, hola…
-Em, hola-dijo algo incómodo.
-Soy amigo de Pau, y te quería agradecer por lo que hiciste anoche por ella.
-No tenes que agradecer nada, es mi alumna y en algún punto era mi deber-dijo serio y al instante se retiró.

Y yo me quedé ahí, parada y muda. ¿Qué esperaba que conteste? Pedro. Mi profesor. Solo eso. Es que no podía entender la conexión que había sentido la noche anterior, pero seguramente fue parte del volcán de sentimientos que había sentido por la situación vivida, si, seguramente fue eso. Suspiré.  

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Espero que les guste el capitulo. Aclaro que no tengo ni idea si en los edificios de Bs As hay piletas, pero supongamos que si. 

sábado, 15 de noviembre de 2014

Capitulo 4

-¿Pero vos viste lo que es?-Paz. Desde que salimos de la clase de matemática que me está diciendo lo mismo.
-Sí, vi…
-¡Está divino!-prácticamente lo gritó.
-¿Podes hablar más despacio? Nos va a escuchar medio colegio, además es nuestro profesor, y por ser la primera clase bastante ortivita resulto ser…
-Ortiva o no, está buenísimo.
-¿No queres ser más expresiva? Ya entendí.
-Acá la ortiva sos vos, no me podes decir que no es lindo.
-No, no te voy a decir eso, es lindo sí, pero antes que lindo es nuestro profesor.
-Mmmm
-Paz, listo-dije con mi no mejor cara-.
-Okey, okey.

Gracias a dios por ser el primer día las clases estuvieron bastante tranquilos, ningún profesor nos dejó tarea, y eso era algo muy bueno.

-Bastante pesadita Paz con el profesor de matemáticas-Gonzalo. Estamos almorzando juntos en casa.
-Uf-suspiré- ni me lo digas, y eso que es la primera clase recién.
-Creo que lo vi en el pasillo hoy, va, es el único nuevo, Paz no se equivoca tanto.
-¿Miras hombres ahora?-reímos- no, no se equivoca, pero es nuestro profesor.
-Yo quiero una versión femenina de eso.
-¡Gonzalo! Tenes novia vos.
-Ya lo sé, boba. Solo jodia.
-Más te vale, hoy comenzamos el gimnasio, acordate.
-Sí, sí, no te preocupes, te paso a buscar como siempre. 
-Genial-comí un pedacito de milanesa- ¿nos juntamos a la tarde?
-Creo que los chicos algo dijeron, yo no puedo, nos vamos a juntar con Camila, no nos vemos hace una semana.
-Ay, que tiernos-reímos- voy a escribir en el grupo para ver qué onda, hay que aprovechar que los días lindos siguen y no tenemos tarea.
-Dale.
Seguimos comiendo mientras conversábamos de temas diversos, al finalizar él me ayudó a juntar y lavar ya que estaba sola y después se fue acordando que a las 17:30hs pasaba por casa.
Yo decidí acostarme a dormir un rato antes de que vengan mis amigos a la pileta como habíamos organizado minutos antes vía whatsapp.
El molesto sonido de mi celular me despertó y maldije en todos los idiomas a todos los seres humanos.
“Linda, ¿nos vemos hoy?” Francisco. Agradecí que ahora existieran los “vistos” azules y volví a dormir. La interrupción no fue linda.
Me volví a despertar pero ahora el sonido correspondía a la alarma. Me quedé un rato en la cama dando vueltas y después entré a bañarme.

-Me escribió Francisco-dije como si nada.
-¿Qué te puso?-preguntó Nicolas.
-Quería que nos veamos.
-¿Y tú respuesta cual fue?- Martina.
-Ninguna, no le respondí.
-¿Ya fue?-Florencia.
-Sí, va, creo que nunca vino-reí y me escogí de hombros-.
-Me parece perfecto-Franco. Yo asentí. Estaba de acuerdo con él.

Horas más tarde estábamos yendo junto a Gonza al gimnasia que íbamos todos los años, yo tenía mi rutina de siempre y él igual. Ambos comenzábamos con una serie de abdominales para entrar en calor y después yo me dirigía hacia las bicicletas y él hacia las pesas.
Coloqué mis auriculares en mis oídos y Reik comenzó a sonar.
Ya llevaba varios minutos ahí y un poco casada decidí bajar la velocidad y aproveché para agarrar mi iPhone y cambiar de canción. Cuando el dúo de Tercer Cielo se empezó a reproducir en mis oídos sentí que alguien se posicionaba en la bicicleta de al lado. Gire un poco la cabeza para ver a la persona que se encontraba allí. Pedro. Mi profesor de matemáticas estaba a mi lado haciendo gimnasia. Bien.
Le sonreí para no quedar mal y él hizo el mismo gesto. Volví la atención a mi rutina y seguí haciéndola. Media hora más tarde ya estaba muy cansada así que dejé la bicicleta y me dirigí al baño para lavarme un poco la cara. Después de eso busqué mi mochila y de allí saqué la botellita de agua que siempre traía conmigo. Bebí tan solo un poco y cerré los ojos para que mi respiración se normalice.
-Paula-escuché y abrí mis ojos.
-Pedro, hola-volví a tomar un poco de agua- ¿todo bien?-me senté en un banco que había allí.
-Sí, ¿vos?- se sentó a mi lado.
-También-silencio incómodo.
-¿Me das?-lo miré confundida- em, agua, es la primera vez que vengo y pensé que iba a haber para vender o algo así-“bastante mandadito, eh” dije para mis adentros.
-Ah, sí, claro-le pasé mi botella- tomala toda si queres-quedaba la mitad-.
Pedro agarró la botella y rápidamente se la tomó toda. Se ve que tenía sed, reí para mis adentros.
-Muchas gracias, para la próxima vez ya sé que tengo que traer-reímos-.
-No fue nada-nos miramos y yo me paré- voy a seguir un rato más…
-Dale, nos vemos en el colegio-besó rápidamente mi mejilla- gracias por el agua nuevamente.
-Nos vemos…
Decidí sentarme antes de volver y elongar un poco.
-Mjmjm-escuché en mi oído derecho- Pedro, ¿no?-Gonzalo.
-Sí.
-Ahora que lo vi mejor no miente Paz eh.
-¿De vuelta con eso? ¿Tenemos que preocuparnos con Camila?-me di vuelta para mirarlo.
-No seas boba. Solo opino.
-Bueno, muy interesante tu opinión-reí sarcásticamente-.
-Yo tengo que irme
-¿Ya?
-Sí, me olvidé de avisarte que voy a cenar a la casa de Cami
-Mi mejor amigo me cambia por su novia… mmm, no me gusta mucho.
-¿Te pone de buen humor Pedro?
-¡Gonzalo! ¿sos tonto?-me paré.
-Tampoco para que te enojes.
-Bueno, pero no me gusta que me jodas con él.
-Perdón, perdón-me abrazó y repartió besos en mi cabello.
-me separé- anda, vas a llegar tarde y tener que bañarte y ponerte lindo.
-mm-me volvió a abrazar- ¿Cómo te volves? No me gusta que camines sola y menos de noche.
-No te preocupes, queda cerca, de última llamo a papá.
-Bueno, pero no te vuelvas tarde, ¿sí?
-Sí, anda tranquilo y que pases una linda noche.
-Gracias, si tu padre no puede le podes decir a Pedro, ¿o no?-dijo riendo y prácticamente corrió a la salida.
Yo solo reí y comencé a hacer pesas.
A unos pocos metros Pedro realizaba sentadillas. Se veía que era de ir a gimnasios, tenía el cuerpo bastante mantenido, y en ese momento me pegué interiormente por estar pensando en él y en el cuerpo que tenía, no tenía que interesarme.
Hice pesas por veinte minutos más y a decir verdad ya estaba bastante cansada, el verano me había desacostumbrado totalmente.
Volví a elongar para prevenir algún tipo de calambre, y después de juntar mis cosas me dirigí al kiosco que había a una cuadra para comprarme una botellita de agua junto con algo para masticar, no había merendado nada y no quería que me bajase la presión –algo muy común en mi-. Iba revisando mi iPhone cuando siento que me agarran por detrás. Contuve la respiración.
-Sh, calladita, me vas a dar tu lindo celular y todo lo que tengas ahora, tranquilita- y sentí que me iba a desvanecer en ese preciso instante- no tengo toda la noche-me apretó más fuerte la muñeca, dejándome alguna marca seguramente.
-¿Y si la soltas?-escuché esa voz y sentí una paz extraña, solté la respiración y me relaje tan solo un poco.
El hombre-ladrón o como quieran llamarlo- apretó más fuerte mi muñeca hasta el punto de darla vuelta un poco, acción que hizo que algunas lágrimas comiencen a salir de mis ojos, por el dolor y por la situación.
-Soltala y ándate, no te lo voy a repetir muchas veces más.
Toda la tensión volvió a mi cuando me soltó la muñeca y se dio vuelta para enfrentarse a Pedro, y rápidamente le pegó una trompada, contuve el aliento nuevamente y ahora las lágrimas salían sin control. Maldije no haber llamado a mi padre, maldije no haberle hecho caso a Gonzalo.
Pedro se tocó el labio donde sangraba y le devolvió la trompada, pero mucho más fuerte, haciendo que el hombre –no sé qué apodo le quedaría bien sin insultar demasiado- caiga al piso. Pedro tomó mi mano suavemente –la no “lastimada”- y nos fuimos de ahí lo más veloz posible. Ninguno hablaba y  caminamos apurados tres cuadras hasta que llegamos a una plaza conocida del barrio y nos sentamos en un banco.
-¿Estas bien?-preguntó suavemente sacando un pañuelo de su mochila para colocárselo en el labio que si bien ya no sangraba, seguramente le dolía.
-Si… creo que sí.  

Él agarró otro pañuelo y con suavidad secó los restos de lágrimas que aún quedaban en mi cara, pero fue inútil, ya que a los segundos comencé a llorar liberando toda la tensión del momento vivido. Todavía no podía creerlo. Él me miró y luego abrazó. Me sentí rara, en si la situación era bastante rara, pero fue en ese instante que logré relajarme por completo.

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Espero que les guste el capitulo y me dejen sus opiniones criticas o lo que sea. (Espero que no haya quedado muy novelero porque lejos de querer algo así) El lunes o martes subo otro. 

viernes, 14 de noviembre de 2014

Capitulo 3

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Para mi suerte, y seguramente para la no suerte de los estudiantes y terminaban las vacaciones y en su efecto comenzaban las clases.
Mi alarma sonó seis y media am en punto, y yo me levanté diez minutos más tarde. Me duché rápidamente para después poder desayunar tranquilo y sin apuros.
Té junto a dos tostadas con mermelada era mi elección diaria.
Tomé tu taxi y recordé que sin falta a la tarde tendría que ir a averiguar para comprarme un auto con los ahorros que había traído-no eran pocos-.

El colegio era bastante amplio, y cuando había ido a buscar horarios lo recorrí bastante para no sentirme perdido el primer día –hoy-.
Me dirigí a sala de profesores y la misma estaba llena. Un poco nervioso e incomodo –era bastante tímido- decidí presentarme
-Buenas.
-Hola-me saludó un hombre un poco más alto que yo y rubio- Santiago Rodriguez-me tendió la mano y yo se la acepté-.
-Pedro Alfonso-dije para todos-.
-¿Vos sos el nuevo profesor de matemática?-preguntó una mujer que calculé que tendría entre 40 y 45 años-.
-Si-sonreí tan solo un poco-.
Los demás profesores que se encontraban allí se presentaron muy amablemente y me ofrecieron su ayuda por si en algún momento llega a necesitar algo.
Saqué mi agenda del portafolio que llevaba conmigo y me fijé en mis horarios, ahora me tocaban dos horas con el 5to de sociales.
El timbre tocó y yo ya me encontraba en el salón 6 en la espera de los alumnos. Poco a poco comenzaron a llegar todos –no con sus mejores caras- y pensé que ya era tiempo de que me presente y comience con la clase.
-Buenos días- tosí un poco para que me captar la atención de todos- este año seré su profesor de matemáticas. Soy Pedro Alfonso. Ahora pasaré la lista así nos los conozco a ustedes y después comenzaré con un repaso del año anterior.
Todo asistieron y yo sin más comencé a pasar la lista. Eran veintiséis alumnos, un buen numero para una clase.
Les propuse un ejercicio de función cuadrática para que realicen mientras yo intentaba recordar el nombre de cada uno, aunque sabía que eso me iba a llevar un par de clases.
Vi a dos chicas que en vez de estar haciendo el trabajo propuesto estaban bastante entretenidas conversando. Este era el segundo año que daba clases y me consideraba un poco exigente-mucho-. Me acerqué a ellas...
-Hola-las saludé y una chica rubia se dio vuelta y me miró- ¿van bien con el ejercicio?
-La verdad es que no entendemos mucho-contestó mirándome y puedo asegurar que nunca vi unos ojos tan lindos como los de ella. Verdes-.
-Y era más fácil ponerse a conversar antes que preguntar, ¿no?
-No queríamos molestarlo-contestó la otra chica-.
-Me imagino-dije irónico- ¿sus nombres?
-Paula-dijo la chica rubia- y Paz-señaló a su amiga-.
-Bueno... Paz- la miré- estoy acá para enseñarles y que me pregunten, así que no me molestan. Ahora hago la corrección en el pizarrón, cualquier duda ya saben.

La primera hora de la clase pasó y casi todos los alumnos salieron, digo casi porque Paula fue la única que se quedó.
-¿Todo bien?-pregunté acercándome a ella-.
-Sí- me respondió un poco cortante.
-Bueno...
Volví al escritorio para agarrar un marcador y comenzar a copiar en el pizarrón otro ejercicio para la hora siguiente. Miré de reojo a Paula y se encontraba escuchando música con sus auriculares.
La observé por unos segundos y me maldije para mis adentros por no haber podido de dejar de mirarla durante toda la hora anterior, es que mas allá de su belleza exterior tenía algo en su mirada –y no quiero sonar cursi y nada por el estilo- que me atraía muchísimo

Conectamos miradas por menos de cuatro segundos y ella volvió su vista al banco. A los pocos minutos tocó el timbre y por ende entraron todos nuevamente al salón. 
La hora siguiente trascurrió muy parecida a la primera, todos haciendo el ejercicio de repaso que estaba en el pizzarón. Y así terminó la clase. 

Tenia una hora libre y después dos horas con otro 5to, así que fui a comprarme una barrita de cereal al kiosco que estaba en el colegio y me senté en sala de profesores. 
-¿Todo bien?-a mi lado se sentó Santiago.
-Todo bien, ¿vos?
-Igual, ¿con que grupo tenes clase después?
-5to científico, ¿vos? 
-5to sociales. 
-Ah, ¿que materia das?
-Educación ciudadana-sonreí y me levanté a tirar el papel de la barrita que ya había terminado- sos nuevo, ¿no?
-me volví a sentar- si, este año me mudé para Argentina, nací en Uruguay. 
-Ah... no conoces a nadie, ¿no?-negué- después te paso mi celular y arreglamos un día para juntarnos-sonreí y le agradecí-. 

Por suerte ya estaba en mi casa, aunque el día había sido tranquilo necesitaba dormir una pequeña siesta, estaba mal acostumbrado, hacía tiempo que no me despertaba tan temprano. 
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Me gustaría leer que les parece la historia, si tienen alguna critica, o algo así, nunca escribí y eso me sería útil. Mi twitter @togetherthepair 

jueves, 13 de noviembre de 2014

Capitulo 2

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No debe existir peor cosa que saber que en una semana comienzan las clases nuevamente. Debido a eso habíamos organizado con mis amigas –Martina, Florencia y Paz- una semana de pura diversión, una especie de despedida a las vacaciones. Ahora nos encontrábamos en la pileta de mi casa tomando un licuado de banana y durazno cada una junto con nuestros amigos –Gonzalo, Nicolas, Franco y Federico-. Desde el último año de primaria que formamos un grupo muy lindo y desde ahí no nos separamos más.
Mis padres en este momento se encuentran trabajo, por ende ponemos música un poco más fuerte de lo normal, igualmente, por más que estuviesen mis padres la música se puede poner alta. Hija única. Un poco mucho consentida.

-¿Salimos esta noche?-Franco. Le he intentado conseguir novia siempre pero es un caso totalmente perdido.
-Dale, si, disfrutemos los últimos días, por fis-Martina. Es la versión femenina de Franco.
-Bueno, vengan a casa a la noche y hacemos una especie de previa antes de salir- Yo.
-Perfecto- Dijo Gonzalo y me abrazó. A él era al que mas conocía de los chicos, desde el jardín que vamos juntos y nuestros padres son muy amigos.
Le devolví el abrazo y sonreí.
Y así comenzamos a organizar como siempre hacíamos. Los chicos ponían el alcohol y nosotras –las chicas- nos encargábamos de una picadita y las pizzas. Nuestro ritual de siempre.

Mis padres –Alejandra y Miguel- ya habían llegado y mis amigos –chicos y chicas- ya se habían ido. Mi padre era abogado y mi madre doctora, ambos estaban mucho tiempo fuera de casa, pero se ocupaban de mí como nadie. Con mis 17 años era bastante apegada a ellos. Me considero una persona bastante familiar, aunque mi familia sean solo ellos dos, y tal vez esa es la razón que hace que quiera pasar mucho tiempo con ellos.

 -Ma, hoy vienen los chicos y después salimos, como hacemos siempre, ¿sí?- Yo.
-Bueno, a mi a la madrugada me toca trabajar, pero se queda tu padre acá.
-Dale, yo ahora me voy a bañar, se me hizo un poco tarde -20:35hs-.
-Y mas con lo que demoras vos-mi madre y yo solo reí- yo voy a bañarme también así después puedo cenar con tu padre.
-Dale, ma- la saludé con un beso en la mejilla y subí a mi habitación-.
Allí solo agarré una toalla y mi ropa interior y entré a ducharme.

Dicen que la ducha es como una terapia psicológica, y puede ser que concuerde con los que piensan eso.
No me gusta preocupar a mis padres con mis problemas, tampoco es que tenga muchos, pero a esta edad es normal que haya algo que nos preocupe, tal vez no sea muy relevante para los demás pero pienso que si para mí. Siempre hay algún tarado –chico- que a nuestro nivel nos complica un poquito la vida –exagerando-. Igual nada que no se solucione con una ducha y una buena salida con amigos.

Elegí ponerme una calza engomada negra junto a una remerita suelta y mis plataformas preferidas. El pelo me lo saqué y dejé natural. Un poco de maquillaje y terminé poniéndome unos accesorios y mi perfume 212 de Carolina Herrera.

Mis amigas llegaron un poco antes que los chicos así preparábamos la picada. Mientras la hacíamos mi madre se despidió de nosotras y mi padre fue a acompañarla.
Pusimos un poco de música y esperamos que lleguen los chicos.

Era imposible no divertirme con todos ellos, teníamos tantos momentos juntos compartidos, tantas anécdotas que siempre terminábamos llorando de la risa todos por los hechos contados.
-¿Todo bien? –Gonzalo se sentó a mi lado en el sillón y me acarició el pelo con su ternura característica.
-Todo tranqui, sin ganas de comenzar 5to –reímos- ¿vos?
-Exactamente igual, pero por suerte es el último año.
-Si- sonreí- ¿Cami?- Su chica.
-Se fue a la costa con sus padres esta última semanita. ¿Francisco?- El chico que les hablé hoy. Un día sí, un día no.
-Que se yo- suspiré- me cansé un poco, estuvo todo el verano igual, cuando quería él yo tenía que estar, cuando quería yo prácticamente tenía que manejarme, y si bien sé que no soy ni su novia, no da la situación.
-Sabes que no me gusta meterme en estos asuntos porque cada persona lo mira desde un punto de vista distinto e influye mucho lo que siente-tomó un poco de su vaso de vodka- pero me voy a tomar la atribución de decirte que concuerdo con vos. La situación no da por el simple hecho que vos sos una persona y te tenes que hacer respetar o valer –un poco exagerado siempre era- el pibe cuando quiere está con vos y cuando quiere con otra, y perdón que te lo diga así, pero es verdad, y sabes que te mereces mucho más que eso- me abrazó y yo lo abracé más fuerte. Lo quería tanto-.
-Lo sé, igual tranqui, lejos de estar enamorado o algo parecido. Ahora acompáñame a buscar algo de tomar y vamos con los chicos-me sonrió y ayudó a levantar, para después hacer lo que dije-.

Y así pasó la noche, en un boliche disfrutando con mis amigos como a mí me gustaba.