sábado, 28 de marzo de 2015

Capítulo 42

No puedo creer que me haya ocultado algo así. Lágrimas siguen saliendo de mis ojos, pero ahora también son de enojo, ¿Cómo pudo siquiera callarse eso?
Mire a mi costado y Gonzalo seguía llorando en silencio.
– ¿Cómo te enteraste?–pregunté en un susurro.
–susupira y me mira – estaba rara–se acerca y me atrae a su cuerpo– fui a verla. Al principio se negó a que pase, lo que me resultó aún más extraño...–se le quiebra la voz– se desmayó, ahí. No sabía qué hacer, así que grité por sus padres, y ellos llegaron enseguida. Nunca los había visto en el estado en que estaban, es decir, cualquier padre se preocupan muchísimo cuando a un hijo le pasa algo así, pero ellos estaban por arriba de ese nivel, se miraban entre ellos y yo mismo pude ver que algo no andaba bien, que no fue casual.
–¿Quién te lo dijo?
–Sus padres. Los acompañé hasta la clínica y me lo contaron–nuestros cuerpos siguen juntos y ambos estamos llorando.
Todavía no puedo creerlo, no caigo, ¿cómo es posible?, mi corazón late fuertemente y siento una opresión en mi pecho.
–¿Sabes que tan grave es?
No recibo respuesta de su parte, solo escucho su llanto más fuerte y tomo eso como respuesta.
–¿Sigue en la clínica?–tenemos que ir a verla –me paro rápidamente.
–No...es mejor no ir. Ella no quiere.
–No importa lo que quiera, tenemos que ir, tenemos que estar para ella–digo tironeándolo para arriba.
–Pau, no, estoy seguro que ella nos va a buscar.
–¡NO!–le grito y vuelvo a explotar en llanto– no, no, no– repito energéticamente a la vez que me dejo caer–no puede ser, no–vuelvo a repetir tapando mi cara.
–No puedo verte así, me partís el alma–dijo a la vez que me abrazaba– tenemos que estar fuertes para ella.
–¿Cómo se hace? ¿Cómo hago para estar fuerte cuando me siento horrible?, no puedo evitar sentir algo de culpa.
–No, Pau, nada que ver, no te sientas así, y nosotros vamos a apoyarnos entre todos, y por lo menos seremos uno, pero juntos, unidos y fuerte por ella.
–¿Aunque nos estemos muriendo por dentro?
–Si.
–No puedo ni imaginarme el hecho de que algo pudiera pasarle.
–No te lo imagines. Ella va a estar bien.
–Se me hace imposible no imaginarlo, Gonza. Me siento tan mal, yo estaba preocupada por cosas tan mínimas, tan insignificantes, mientras que ella sufría, ¿Qué clase de amiga soy?
–Sos una excelente amiga, no vayas por ese lado. Ninguno tenía idea de lo que le estaba pasando. Faltó al cole varios días y pensamos que no era nada. En todo caso, todos somos malos amigos.
Mis ojos se cerraron e intenté mantener la mente en cero, pensar en nada, pero me fue imposible. Pedro apareció en mi mente y con él una ira inmensa. Estaba segura que él sabía lo de Martina, que era eso lo que no podía contarme, ¿pero cómo pudo siquiera ocultarme algo así?
–¿En qué pensas? –Gonzalo me sacó de mis pensamientos, a la vez que me abrazaba más fuerte.
–Tengo que ir a un lado–dije sin responder la pregunta y parándome rápidamente.
–¿A dónde?
–No importa. Quedate si queres, yo no tardo más de treinta minutos.
–No, no, me voy a casa, necesito descansar. ¿Me prometes que vas a estar bien?
–Es imposible hacer esa promesa. Pero si te prometo que voy a intentarlo, y que cualquier cosa te llamo.
–Te quiero muchísimo.
–Yo a vos. Gracias por todo.


Mis nudillos golpearon fuertemente la puerta del departamento de Pedro, y esperé impacientemente a ser atendida.
–Paula, hola–dice Pedro al abrir la puerta.
–¿Cómo pudiste?
–¿De qué hablas?–pregunta confundido.
–No puedo creerlo. Sabías que Martina estaba enferma–su rostro palideció– claro que lo sabias, y me lo ocultaste.
–No es así, puedo explicártelo.
–No quiero ninguna explicación tuya. Nada que venga de vos. Ya veo como me amas–digo sarcásticamente
–Podes poner en duda todo, menos el amor que te siento.
–Pongo en duda eso y mucho más.
–¿Siempre vas a ser tan inmadura?
–No tenes derecho a decirme inmadura, cuando vos sos el rey de la inmadurez.
–Que lastima que siempre tengamos que lastimarnos.
–Tal vez no estamos hechos el uno para el otro. Tal vez no debemos estar juntos–dije intentando sonar firme, aunque me estaba muriendo por dentro.
–¿Eso es lo que queres? ¿Ponerle un punto final a todo esto?
–Sí, me parece lo mejor–me trague el nudo que se había formado en mi garganta.
–¿Así sin más? ¿Tan poco te importa lo nuestro?
–Vos te encargaste de destruir todo.
–¿Yo? Una pareja es de a dos.
–Entonces el error fue mutuo.
–¿Vos pensas que lo nuestro fue un error? –no respondí, aunque sabía la respuesta– para mi lo nuestro fue lo mejor que me pudo haber pasado en este tiempo. Fuiste vos quien me devolvió todas las ganas de vivir–por más que intenté, no pude frenar las lágrimas que comenzaron a salir de mis ojos, ¿esto era el final?.
–Lo nuestro no fue un error, claro que no–confesé– Vos fuiste lo más lindo que me pasó en mucho tiempo, pero ya no podemos seguir así, no nos hacemos bien.
–Entiendo. Yo voy a irme a Uruguay, así que no nos veremos por un gran tiempo. Necesito arreglar mis problemas allá, superar…
–Ojalá puedas hacerlo, te recuperes y seas feliz–mi corazón se partió al escucharlo susurrar “sin vos imposible” –.
–Vos te mereces todo. Te voy a extrañar.
–Yo también, pero hoy siento que es lo mejor–me acerqué y conecté mis ojos con los suyos. No podía soportar ver la tristeza que desprendía de los mismos, por lo cual cerré los míos y besé sentidamente su mejilla.
–Ojalá nos encontremos en el futuro y podamos estar juntos.

–El destino lo dirá… 

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Perdón por estar tan tiempo sin subir, pero comencé las clases y se me complicó muchísimo, y cada vez se me va a complicar mas, por lo que decidí que en esta semana que tengo de vacaciones voy a dar por finalizada la novela. Últimos 12-10 capítulos. Espero que les guste el capítulo.
Sigo sin la computadora, por lo cual sigo sin lista y no está corregido. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Capítulo 41

Siempre dije que nunca lloraría por un hombre, al menos a esta edad, y si esa yo me viera en estos momentos me llamaría "idiota", pero decía eso cuando no tenia ni idea lo que era el amor.
Hoy, en la situación que me encuentro me es imposible no llorar por Pedro, por nuestro distanciamiento.
Lo único que quería era estar bien con él, ¿Tanto pedía? ¿Tan complicado es? Veo que si.
Por un lado no soportaba la idea de dejarlo solo mientras esta con su tratamiento, pero por el otro, no podíamos seguir así, tal vez con el tiempo me de cuenta que la decisión tomada es la correcta. Solo esperaba que el tiempo no sea muy largo.
La cabeza comenzaba a dolerme a medida que el llano aumentaba. Me reprendi mentalmente por ello y me obligué a buscar alguna pastilla que calmara dicho dolor.
Otra situación que me tenia sumamente preocupada era mi relación con Martina. Llevamos mas de una semana sin hablarnos y eso ya comienza a angustiarme.
Sabia, estaba segura que si intentara comunicarme con ella por algún medio que no sea personal fracasaría completamente, por lo cual mañana iría a verla sin falta. No podíamos seguir así. 
Avril Lavigne comienza a sonar desde mi iPhone a la vez que yo entro al baño para darme una reconfortable ducha, que como siempre digo; es la mejor terapia.
El agua caliente cae sobre mi cabello y se desliza por mi cuerpo y por esos segundos siento una paz profunda, una paz perdida.
Cierro mis ojos y me vuelvo a llenar de paz al escuchar la voz de mi querida Avril, entonando uno de mis temas preferidos: Give you what you like.
–Hija, Pau–escucho la voz de mi mamá y cierro el libro que estoy leyendo. Lo coloco sobre mi mesita de luz, y de la misma levanto mi taza de té, para tomar un poco.
–Hola–entra a mi habitación – ¿te sentís mejor?
–Si, aunque me duele un poco la cabeza, pero ya tomé algo–busco calor con mis manos sobre la taza.
–se sienta– ¿estas bien?
–Sí–me limito a decir.
–¿Por que será que no te creo?
–¿Por que sos mi madre?– río levemente.
–¿Me queres contar?
–No tengo mucha ganas de hablar, ma...–tomo otro poco de té y siento quemar por segundos mi garganta.
–Okey, pero sabes que siempre podes contar conmigo, sea cual sea el tema.
–Lo sé. Gracias. ¿Te enojas si duermo un rato?
–No, claro que no, te va a hacer bien.
Dejo la taza semi vacía sobre la mesa de luz y mi mamá me tapa. Sonrío.
–Gracias–murmuro cerrando los ojos.
–Te quiero–deja un beso en mi frente y sale cerrando la puerta.
Me acurruco aun mas sobre mi cama y sin mas cierro los ojos dejandome llevar por el cansancio físico y emocional que tengo.
–Está durmiendo– siento la voz de mi mama.
–Bueno, si no le molesta, puedo esperar–escucho su voz.
–No se si eso será lo mejor.
–¿Por?–abro los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz que se filtra por mi ventana.
–¿Ustedes discutieron?
–Sí...–dice apenas audible.
–No quiero que sufra, Pedro.
–Con todo respeto, eso no es algo que se pueda evitar, o que usted pueda hacerlo. Ella ya es grande, y en una relación–me alegró pensar en que sigue habiendo un nosotros– algunas veces pasa. De verdad tengo algo importante que decirle.
–Yo preferiría que te vayas.
Quise pararme e ir a decirle que se quede, que hablemos, pero recordé que fui yo quien había puesto la distancia, así que tal vez era mejor dejar todo así. Si tan importante es lo que tiene para decirme se comunicará conmigo por teléfono.
–Esta bien, adiós –lo escucho decir.
Suspiro e intento tragarme las lágrimas que amenazan firmemente con salir. Ojalá todo fuese mas fácil. –Mamá–grito mientras me acomodo sobre el respaldo de mi cama.
–Pau–entra– ¿Estas mejor?
–Sí. Te quería pedir un favor.
–Decime, hija.
–¿Podrías hacerme un té y traer algo para comer?
–Claro, enseguida lo hago–agarra la taza de mi mesa de luz, y después de dedicarme una sonrisa sale directo a la cocina –supongo–.
Abro mi libro de Nicholas Sparks y me sumerjo en ese mundo.
Unos minutos mas tarde, mi mamá interrumpe mi lectura trayendo una bandeja, la cual contenía una taza con té, un sobre de edulcorante y un par de galletitas oreos –mi favoritas –.
–Vino Pedro mientras dormías–dice a la vez que se sienta en mi cama.
–¿Que necesitaba?– no iba a decirle que escuché.
–Hablar con vos. Me dijo que discutieron.
–Amm, si, pero no quiero hablar de eso.
–Quiero que estés bien, que no sufras.
–No es algo que vos puedas manejar–repito lo que le dijo él– de igual manera no te preocupes, todo estará bien–no se si digo eso para convencerla a ella o a mi. En fin, solo espero que así sea.
–Cualquier cosa sabes que podes hablar conmigo.
–Lo sé–le doy una pequeña sonrisa y en ese instante sentimos el timbre.
–Voy a abrir.
Agarro la taza y la llevo a mis labios, amaba el té.
Veo a Gonzalo entrar en mi habitación y me sorprendo, pero mas lo hago al ver su aspecto.
Su cabello está mas alborotado de lo normal, en su rostro veo rastros de lágrimas y ropa está desprolija. Me preocupo.
–Gonza–dejo la taza en su lugar inicial–¿Estas bien?
Él me mira al principio sin decir absolutamente nada y eso aumenta mi preocupación. Pareciera como si estuviese teniendo una discusión interna.
–Hey–llamo su atención y centra sus ojos en mi– ¿Podes decirme que te pasa?
Sus ojos marrones se cierran, y al abrirlos noto lágrimas en ellos.
El corazón se me parte y sin dudarlo me paro para abrazarlo. Necesito respuestas, si, y muchas, pero no puedo presionarlo, no al verlo así.
–No se como decírtelo, en realidad no se si deba–murmura.
–Sea lo que sea que te tiene así, tenes que decírmelo–me separo un poco de él – ¿Le pasó algo a tu familia?–niega–¿a vos?–pregunto con miedo pero él vuelve a repetir la acción anterior– ¿a alguno de los chicos?–baja la mirada y no dice nada, pero no hace falta, porque sé que la respuesta es afirmativa. Siento una opresión en mi pecho que es la angustia, y sin notarlo mis ojos están llenos de lágrimas que lentamente comienzan a salir.
–Necesito que hables, por favor–le ruego.
–Martina–susurra y me abraza– ella...–vuelve a suspirar– ay, Dios–siento su llanto y mi cabeza imagina lo peor– ella tiene cáncer.
Mi mundo se detiene y no siento mas nada que no sea mi corazón latiendo fuerte. No. No puede ser cierto. Me siento en mi cama y cubro mi cara con mis manos y me permito llorar, dejando a la luz todas mis emociones.
Y es ahí cuando caigo y me doy cuenta.
Él lo sabía todo.


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Hola, espero que les guste el capítulo y espero sus comentarios. No tengo la computadora, por lo cual no tengo la lista completa de los user que tengo que pasar el  link, solo algunos, así que si alguno ve que no se la paso me avisa y lo anoto nuevamente. El capítulo no está corregido así que disculpen si hay alguna que otra falta. 
Recuerden que voy a estar subiendo los fines de semana, si puedo, a partir del próximo subo dos, si no, solamente uno. Mi twitter @togetherthepair

lunes, 2 de marzo de 2015

Capítulo 40

–¿Te sentís mejor? –me pregunta Pedro suavemente.
–Sí–respondo mientras comienzo a masticar el último trozo del pollo hervido.
–Me alegro. ¿Queres dormir un rato?
–No, no tengo sueño.
–Bueno, ¿queres ver alguna película entonces?
–Primero preferiría que hablemos. No aguanto más –digo dejando el plato sobre mi mesa de luz y tomando un sorbo de agua.
–Yo tampoco–dice bajando la mirada unos segundos– perdón por mi comportamiento, tenes derecho a saber mis cosas, pero también debes respetarme cuando prefiero no contarte algo.
–Sigo sin entender porque no me lo podes contar, me estás ocultando algo y no me gusta–digo sin mirarlo, sabía que si lo hacía rápidamente nos arreglaríamos, y antes necesitábamos conversar.
–Es algo de ella. Tenes que hablarlo con ella. Yo mas no te puedo decir, es más, no sé que mas decirte, pero es todo lo que yo puedo hacer. Me duele que no confíes en mí.
–No se trata de desconfianza. No.
–¿Entonces de que se trata?–pregunta con el ceño fruncido– no te entiendo.
–Y yo no entiendo que secreto tenes con mi amiga.
–Mira Pau, no hay nada en el mundo que quiera más que arreglar las cosas con vos, poder estar bien, pero no vamos a llegar a nada con tu actitud de nena caprichosa– quise hablar pero me lo impidió – y no lo digo para que te lo tomes a mal, si no para que entiendas que yo no te voy a decir nada.
–¿Y entonces ahí termina todo?
–suspira– ¿por qué lo haces tan difícil?
–Yo no lo hago difícil.
–No hay mucho más para hablar entonces–dice parándose de la cama.
–¿Te vas a ir?
–¿Que pretendes que haga?
–Que te quedes para hablar.
–rie irónico – ¿para hablar? Vos tenes una postura, y yo otra, contraria. Vos no vas a parar hasta que te lo cuente y yo no te lo voy a contar. Es preferible que me vaya ahora.
–Estas teniendo una actitud tan inmadura.
–La tuya es egoísta, y eso es peor.
Mi corazón latía con fuerza, y miles de lágrimas amenazaban con salir, pero no quería que él me vea así.
–Una relación no es así. No se trata de irse cuando no se llega a un acuerdo, si no de hablar, hasta solucionarlo.
–¿Y cómo vamos a solucionarlo? ¿Qué pretendes que haga?
–¡No se! –grité– pero hacé algo, no dejes que esto se vaya así–digo explotando a la vez que lagrimas comienzan a desprender de mis ojos sin premiso alguno.
–No me gusta verte llorar, me hace mierda–dijo acercándose a mí.
–¿Por qué nos lastimamos? ¿Por qué no podemos estar juntos sin ningún problema?
–No lo sé, supongo que así es la vida, y así son las relaciones.
–¿Así? ¿Cómo la nuestra?
–Todas son diferentes, pero a su vez todas tienen dificultades.
–Me agota estar así.
–¿Qué queres decir?
–suspiro– lo mejor va a ser tomarnos un tiempo.
–¡¿Qué?! ¡No!, podemos solucionar esto–dice y noto el miedo en sus ojos. Eso hace que se me cierre el pecho.
–Vos mismo lo dijiste, ambos tenemos posiciones distintas.
–Pero no por eso nos vamos a separar, Pau–acuna mi rostro en sus manos y cierro los ojos– te amo–susurra a milímetros de mi boca– ¿eso no es suficiente?
–me obligo a abrir los ojos– Pepe, el amor que nos tenemos siempre va a ser suficiente, pero me parece necesario tomar distancia, que no nos veamos por un tiempo, eso nos va a fortalecer, estoy segura.
–¿Y en el medio que pasa? yo te necesito conmigo–tuve que apartar la mirada porque la suya me mataba, no podía verlo tan débil frente a mí.
Recordé su tratamiento y me sentí la peor persona del mundo, ¿Estaba dispuesta a dejarlo solo en este momento? ¿Podría hacerlo?, la única certeza es que ahora, hoy, necesitaba estar sola.
–Tenes que entenderme, por favor. Lo necesito.
–¿Y lo que necesito yo no vale?
–Claro que sí, siempre, pero todo esto me abrumó.
–¿Vamos a separarnos por un tercero?
–Nos separamos por nosotros, nadie más tiene la culpa.
–Está bien–dice parándose– aunque no comparto tu decisión, por supuesto que voy a respetarla.
–Vas a ver que con el tiempo... –me interrumpe.
–El tiempo no tiene sentido sin vos, no vale–ríe irónico– no sé en qué momento te volviste tan indispensable en mi vida.
–Y vos en la mía.
–Lo disimulas muy bien.
–Pedro...
–No, tranquila, ya no hace falta decir nada, tal vez tengas razón y nos haga bien.
–Hey, sabes que a pesar de esto, siempre vas a poder contar conmigo, si necesitas a alguien, yo estoy.
–¿Y la distancia?
–Siempre vas a poder contar conmigo–repito omitiendo su pregunta.
–Que te mejores.
–Gracias... y suerte con las sesiones.
–No va a ser suerte lo que necesite–dice mirándome fijamente a los ojos y sin más se va.
Escucho la puerta principal abrirse y a los segundos cerrarse. Mi cuerpo cae sobre mi cama y es ahí cuando me permito llorar, llorar de angustia, de rabia, y de todas las emociones existentes.
¿Por qué siempre que tenemos algún conflicto terminamos así? ¿No es suficiente todo el amor que nos tenemos?
Me parte el alma tener que separarme de él, alejarme y dejarlo solo con su tratamiento, pero hoy siento que necesito ser egoísta y pensar en mi, pensar en que necesito estar sola, aclarar mis ideas y dudas. 

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Perdón por tardar tanto en subir, pero acá está -corto, lo sé-. Quiero aclarar que a partir de hoy voy a subir solo los fines de semana, y que no le quedan mas de 20 capítulos a la novela. Espero sus comentarios y que les guste el capítulo.