PV Pedro.
Nunca pensé que se podía sufrir tanto por una
mujer, y ahora sé que se puede cuando uno ama de verdad.
Me dolía el pecho y comenzaba a respirar con
dificultad. Todo se había terminado. No había marcha atrás, o eso entendí. ¿Cómo
lograba sacarla de mi cuerpo y mente? Definitivamente sabía que iba a ser
imposible.
A veces lo mejor es tomar distancia y ver
todo desde otro lugar, otra perspectiva para no atosigarse con lo mismo.
Estaba decidido a volver a Uruguay, no sabía
si sería definitivo o no, pero lo necesitaba. Allí podría seguir con el
tratamiento, y recuperar el tiempo perdido con mis amigos de toda la vida.
Era increíble todo lo que había pasado en
medio año.
Sufrí como nadie cuando me enteré del
fallecimiento de mi familia, pensé que iba a morir también yo, que jamás iba a
superarlo.
Decidí vivir en Argentina para poder
calmarme, o intentar estar mejor. Y fue acá cuando me enamoré de mi chica, de
la persona más genial, buena, cariñosa, linda, simpática, inteligente y con
miles de adjetivos más que pueda existir en este mundo.
Viví momentos increíbles, ella me ayudó como
nadie, llegó en el mejor momento. Y por eso me duele tanto aceptar que ya no
vamos a estar juntos, y que vamos a estar a horas de distancia. Pero sé, o
intento creer e hacerme la idea de que es algo necesario para ambos.
Solo espero que la vida nos vuelva a
encontrar, mejor, y podamos estar juntos, sin que nada nos frene.
Una semana había pasado del día que decidimos
acabar con nuestra relación, y puedo decir que fueron uno de los peores días de
mi vida. Sin exagerar.
No la pude ver ningún día. Ni en el pasillo,
ni afuera.
En cuanto a mi tratamiento ya me habían
derivado a un especialista en Uruguay. Los dolores de cabeza eran cada vez más
frecuentes y yo ya no lo soportaba.
Me sentí demasiado solo. Muchas veces estuve
a punto de llamar a Paula, pero me contuve. Ella había sido clara.
También pude comunicarme con Matias, uno de
mis mejores amigos de mi país natal y lo noté muy contento con la noticia, y
por suerte podía quedarme en su casa hasta que yo consiga algo.
A la casa de mis viejos no quería ir, primero
tenía que superar un millón de cosas para volver ahí. Y mi departamento estaba
en alquiler.
Decido ir a comprar algo para desayunar y así
comenzar a hacer las valijas.
Subo al ascensor y espero pacientemente a
bajar.
Mi corazón se detiene cuando al abrirse las
puertas Paula está allí parada, mirando hacia abajo. Cuando levanta la vista,
nuestras miradas se conectan y siento una explosión en mi interior. La había
extrañado tanto. ¿Podré hacerme a la idea de no verla por tiempo indefinido?
–Hola–saluda débilmente a la vez que yo salgo
del ascensor y ella entra.
–Hola...–susurro mientras veo las puertas
cerrarse.
Dios. Esto iba a ser tan difícil.
PV Paula.
Una semana. Una semana había pasado desde que
me separé definitivamente con Pedro. Una semana desde que todo en mi vida
estaba mal.
No había podido hablar con Martina, en
realidad no quise. Necesité tomarme esos días para pensar, me hacía falta. Pero
hoy estaba decidido a hacerlo.
Mi madre me pidió que antes le vaya hasta el
super a comprarle harina que necesitaba, así que hice lo que me pidió.
Ya devuelta al edificio, estaba esperando a
que el ascensor baje sumida en mis pensamientos. Realmente me preocupaba la
reacción de Martina ante mi visita dado que hacía más de dos semanas que no hablábamos.
Cuando escucho el ruido del ascensor seguidos a la abertura de las puertas
levanto la mirada.
Me encuentro con esos ojos marrones que no
han dejado de estar en mi cabeza ni un momento. Siento ganas de llorar, pero
hago un esfuerzo por contenerme y saludarlo. Tenía que superarlo.
Estoy frente a la casa de Martina esperando a
que alguien me atienda. Mis manos sudan y mis piernas tiemblan. Solo espero que
todo salga bien, que mejore.
La puerta se abre y puedo ver a Martina. Mis
ojos se llenan de lágrimas y puedo ver que los suyos también.
–Hola–digo y mi voz apenas es audible.
–Hola… ¿Queres pasar?
–Por favor.
Martina se corre dejándome pasar, y yo tímidamente
lo hago. Me guía hasta el living y allí nos sentamos. Ambas en el sillón para
tres personas.
–¿Cómo llegamos a esto? –pregunto. Ya no
aguantaba más el silencio.
–No lo se… supongo que la vida nos distanció.
–¿La vida? –niego con la cabeza– nosotras
dejamos que esto pase, fuimos nosotras mismas las culpables de esto.
–¿Te enteraste no? –pregunta.
–Si, pero nuestro distanciamiento viene desde
antes que lo haga.
–suspira y se acomoda– cuando me enteré
estaba tan enojada, conmigo, con mi familia, con ustedes, con todos–vuelve a
suspirar– quiera alejarme, olvidarme de absolutamente todo. Aquel día en tu
casa, vos estabas tan en tu mundo, con Pedro, con tu felicidad, que me enojé…–la
interrumpo
–¿Qué fue lo que te enojó?
–Fue un todo, no sé, vos estabas muy en tu
mundo–vuelve a decir– y yo me sentí fuera del mismo.
Mi corazón se oprimió y me sentí la peor
amiga del mundo.
–Tampoco quería que ustedes sufrieran, porque
sabía que lo iban a hacer si les contaba, por lo que decidí alejarme.
No aguanté más y mis brazos se cerraron alrededor
de su cuello, fundiéndonos en un abrazo. Sin darme cuenta por mí mejillas caían
lagrimas
–Dios, te extrañé tanto–susurré.
–Y yo a vos, mucho, perdóname por todo.
–Vos perdóname, soy la peor amiga del mundo–nos
separamos.
–Claro que no, sos la mejor, de verdad.
–suspire– ¿Cómo te sentís?
–Bien, estoy con el tratamiento, y si bien
cuesta, y muchas veces quiero dejar todo–negué– estoy bien–suspira y sonríe–
con ganas de salir adelante.
–Y lo vas a lograr, estoy segura.
–Cambiemos de tema, ¿Cómo está todo con
Pedro?
–Estamos separados–digo con un nudo en la
garganta. Todavía me costaba decirlo en voz alta.
–¿Eh?, ¿Por qué? – pregunta confundida.
–Él sabía sobre tu enfermedad, y me lo
ocultó. No puedo perdonarlo. Ademas ya veníamos un poco mal
–No podes culparlo por eso, yo le pedí por
favor que no lo haga. Hey, ustedes son el uno para el otro, no pueden separarse
por algo así, además él te necesita. Se aman y el amor puede con todo, de
verdad, pensalo.
–Se va a Uruguay…
–¿Estás loca? ¿De verdad vas a dejarlo ir?
–Ahora estoy dudando, no sé, es todo tan
complicado.
–Ustedes lo complican, y no es justo para ninguno
de los dos. Yo soy testigo del gran amor que se tienen, no lo dejen ir, no lo
dejes ir–me mira–.
“el
amor puede con todo” susurra mi mente
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Poco a poco se va acercando el final... Espero que me tengan paciencia, sepan que no voy a dejar sin terminar esta historia. También sepan que estoy pensando escribir una próxima novela, pero primero voy a terminar esta y después empezar a escribir los capítulos de la nueva, y cuando tenga varios capítulos adelantados comienzo a subir. Espero que les guste el capítulo y espero sus comentarios; acá, en mi twitter @togetherthepair o en mi ask: http://ask.fm/togetherthepair
Aclaro que sigo sin mi computadora, por lo cual no tengo la lista total, si alguien quiere que se la pase, me avisa.
Aclaro que sigo sin mi computadora, por lo cual no tengo la lista total, si alguien quiere que se la pase, me avisa.
Que se arreglen, que pedir no se vaya!!!
ResponderEliminarmuy lindo cap, espero que se reconcilien pronto
ResponderEliminarOooh que se arreglen!! :( me gusto mucho el Cap aunque un toque triste..
ResponderEliminarhay que le haga caso a martina y nosea demaciado tarde
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