jueves, 12 de febrero de 2015

Capítulo 37

Llevaba días peleada con Martina, y nada me dolía más.
Cuando estábamos en clase intenté varias veces en acercarme a ella para hablar, pero todas se negaba, pareciera que no le importaba estar así conmigo. Pero yo tampoco era estúpida, si no quería hablar conmigo, yo mucho no podía hacer.

Al salir del colegio, le escribí un mensaje a mi madre comunicándole que iba a almorzar y pasar la tarde en la casa de Pedro.
Mientras caminaba, conecté los auriculares a mi celular, y Sia comenzó a sonar.

No puede evitar ponerme mal por Martina, éramos amigas desde hace tanto tiempo, que no podía entender como por una "simple" pelea todo se pierda. No quería ser extrema, pero no la veía con muchas intenciones de que me hable, o simplemente escuche.
En los recreos se había quedado adentro, mientras que yo después de intentar hablar y recibir una negativa de su parte, iba afuera donde estaban mis amigos. Así fue durante unos más de cinco días. Ellos me dijeron que también la notaban rara, distante, pero supuse que era por nuestra pelea.

Una vez en el edificio, subí hasta la cuarta plata.
Toqué suavemente con los nudillos la puerta y mientras esperaba que me atendiera guardé los auriculares -luego de desconectarlos del celular-.
Al abrir, me encontré con un Pedro desorbitado. Estaba descalzo, con un jean y un buzo. El pelo lo tenía despeinado, como si se hubiese pasado los dedos varias veces. Miré su cara y noté rastros de cansancio en ella. Hoy temprano no estaba así. Me preocupé.
–Pepe–digo y lo abrazo–¿Estás bien? –pregunto cerca de su oído.
Él se limita a pasar sus brazos por mi cintura, atrayéndome más a su cuerpo.
–No sé si voy a poder con todo esto–lo escucho decir suave y bajo, como si fuese un pensamiento.
–Con todo vas a poder, sos fuerte.
Lo sentí negar y mis brazos se aferraron con más fuerza a su cuello.
–Hoy fue la primera consulta y mira como estoy–ríe irónico.
–Eso no significa nada–me separo de apenas de él y mis manos van hacia sus mejillas– podes caerte muchas veces, pero lo que vale es que te levantes.
–No sé cómo haces para tener tanta confianza en mí.
–No volvamos a lo mismo, por favor –le suplico mirando directamente a sus ojos.
–No es volver a lo mismo, ¿Pero vos entendes mi postura? No quiero molestarte siempre, que nos veamos y tengamos siempre la misma charla.
–No. No la entiendo. Vamos a tener la misma charla hasta que te entre en esa cabezota todo lo que te amo y las ganas de estar con vos–veo sus ojos llenándose de lágrimas a la vez que niega con la cabeza.
–Mi pequeña, mi ángel –susurra.
–Tuya, confía en mí, estamos juntos en esto, vamos a poder.
–Confío en vos.
–Entonces créeme que vamos a poder, vos vas a estar bien.
–¿Y cuando no sea así? ¿Cuando no esté bien?
–Yo también voy a estar, apoyándote en todo.
–suspira– un 'gracias' queda chico para agradecerte por todo lo que estas haciendo por mí.
–Te lo mereces, de verdad, y ahora almorcemos algo, ¿Si?–pregunto con una sonrisa y me pongo en putillas para besar suavemente sus labios.
–Qué lindo beso, quiero otro.
Sonrío y vuelvo a besarlo, ahora con más intensidad– quiero que seas mía–murmura entre besos.
–Ya soy tuya–digo separando apenas nuestros labios.
–No del todo...–dice y logro entender a que se refiere.
–Oh...–noto mis mejillas ardiendo– yo... em–me interrumpe.
–Te voy a esperar el tiempo que sea, solo quería que lo sepas.
Sonrío agradecida y escondo mi rostro entre el hueco de su cuello y hombro derecho.
–No tengas tengas vergüenza tonti, es algo normal.
–Ay, para, "es algo normal"–digo imitando su voz causando su risa.
–Yo no hablo así, en cambio vos si hablas así –aclara su garganta y lo miro– ay, Pepe, bésame–dice imitando fallidamente mi voz– hazme tuya...–lo interrumpo.
–¡Pedro!– le grito intentando no reírme– nunca dije eso último.
–No falta mucho–alza las cejas.
–Bueno, basta –le pego en el pecho juguetonamente– ¿Cocinaste algo?
–se pone serio– no, llegué y me acosté un rato. Perdón.
–¿Como me vas a pedir perdón por eso?–le pregunto con las manos en la cintura de forma jarra.
–Es que vos muchas veces me has cocinado y yo no, tendría que ser al revés, y con esto del tratamiento yo...–lo interrumpo.
–Stop ahí. Devuelta no. Ya lo hablamos ¿O no?–quiere hablar pero no se lo permito– ¿O no?–vuelvo a preguntar.
–Sí. –baja la mirada.
–Listo entonces, tema más que cerrado, ahora vayamos a lo importante que mi estomago pide comida.
–levanta la vista y sonríe– no tengo mucho, debo ir al súper, ¿Te va medallones de pollo con puré?
–Sip–digo pronunciando por demás la 'p'.

Entre risas y bromas preparamos nuestro almuerzo. Después de ordenar todo, decidimos ir a acostarnos un rato.

–Me voy a duchar, ¿Me esperas despierta?
–Si, claro–le digo besando la punta de su nariz.
Revisé su armario, y saqué de allí un jogging acompañado a un buzo para ponerme.
Unos minutos después, Pedro salió del cuarto de baño solo con un bóxer y secándose el pelo con una toalla chica. Oh mi Dios. Debía admitir que tenía un cuerpo increíble.
–¿Admirando la vista? –lo escucho decir y lo miro a los ojos. No disimulé mucho a la hora de mirarlo. –A decir verdad no, no hay mucho para admirar.
–Te creo tanto–dice burlón y se señala– todo tuyo.
Río negando. Me encanta ver a este Pedro: feliz y juguetón.
–¿Nos dormimos, mejor?–pregunto acomodándome en la confortable cama de dos plazas.
–Si es lo que queres...–lleva la toalla al baño y vuelve.
–Así es–le digo a la vez que él se acuesta. Automáticamente me atrae hasta su cuerpo.
–¿Pusiste alarma?
–Si, dormimos cuatro horas y después te acompaño al super.
–No es necesario.
–Quiero hacerlo. Así que shh–dejo un beso en su pecho, y allí me duermo. Es mi almohada preferida.

–Basta, me duele muchísimo la panza –digo llorando de la risa.
–Usted se lo buscó señorita–escucho la voz de Pedro y vuelve a hacerme cosquillas.

Siento una música de lejos, que al pasar los segundos la siento mas cerca...
Abro los ojos y miro para todos lados ubicándome. La música sigue sonando, y me doy cuenta que es el celular de Pedro, mientras él duerme.
Rápidamente agarro su celular y veo que tiene un mensaje, por un momento dudo, pero luego decido leerlo.
"Gracias por la charla de hoy y por tu silencio. Me hizo muy bien. Sos muy buena persona."
Veo el remitente y él no lo tenia agendado al número, pero a mí me sonaba conocido. Y es ahí cuando caigo, me sonaba conocido el número, porque es el de Martina.
Mil dudas vienen a mi mente, ¿Se vieron hoy?, ¿En carácter de qué?, ¿De qué silencio habla?, ¿Me iba a contar Pedro el encuentro?
Una idea horrorosa de cruza por mi cabeza, que rápidamente la elimino, él no me haría eso nunca, y el mensaje no lo insinuaba, pero un deje de angustia se instaló en mi pecho.

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Hola, espero que les guste el capítulo y espero sus comentarios. Hace varios que no paso los 5 comentarios en el blog, espero pasarlos con este! Puede colaborar con mi aburrimiento y dejar comentarios o preguntarme algo en mi ask: http://ask.fm/togetherthepair

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