Ver dormir a Pedro me produce una paz pocas
veces sentida. Amo verlo descansar, tranquilo, sin ninguna preocupación.
Suavemente acaricio el comienzo de su pelo en
la nuca y dejo pequeños besos en su espalda.
Son las tres am y estoy despierta hace media
hora.
El día me había dejado agotada mentalmente,
pero aun así no pude dormir mucho.
A decir verdad, la actitud de mi madre no me
sorprendía, ella siempre fue muy abierta y "liberal" por llamarlo de
alguna manera. Cuando conociera de fondo a Pedro sé que no va a existir ningún
problema. Él es tan buena persona, tan respetuoso, que no puede caerle mal a
nadie.
Vuelvo a besar su espalda, y siento como se
mueve.
–Mm, pequeña –susurra.
–No quería despertarte.
–¿Hace mucho estas despierta vos?–pregunta y
se da vuelta.
–No, no mucho.
Él sonríe, cierra los ojos y hace un piquito
con su boca, yo río bajito y beso sus labios, cuando voy a separarme, me lo
impide poniendo una de sus manos en mi mejilla y otra en mi cuello, logrando
profundizar el beso.
Sus labios bajan hacia mi cuello depositando
suaves y húmedos besos. Él se coloca sobre mí. Yo arqueo la espalda y tiro mi
cabeza hacia atrás para dejarle mejor acceso. Sus manos viajan hasta la parte
baja de mi espalda, y las mías hasta su nuca, haciendo presión sobre la misma.
Su rostro sube y roza sus labios con los
míos.
–Pedro–jadeo en su oído.
–Dime...–susurra con voz ronca debido a la
excitación.
–Besame.
Sonreímos y deja un beso en mi mejilla
acompañado con un "sos hermosa"
Yo sonrío sobre sus labios, y su lengua entre
a mi boca para jugar con la mía.
–Es mejor cortar acá–murmura y separa
nuestros labios–sos tan pero tan linda –apoya los codos a los costados de mis
hombros y roza nuestras narices– y toda mía.
–Toda tuya, siempre. ¿Cómo te sentís?
–Bien, muy bien. Imposible sentirme mal
después de besarte a vos.
–sonrío– me alegro–acaricio su mejilla y él
cierra los ojos.
–Mi
pequeña–murmura haciendo énfasis en el “mi”
Beso sus labios y después él sale de arriba
mío, para poder recostarme sobre su pecho, mi lugar favorito a la hora de
dormir.
–Hasta mañana, pequeña.
–Hasta mañana, Pepe.
Siento sus labios sobre mi sien y cierro los
ojos dejándome llevar por el sueño que adquirí.
–Sí, estoy bien –escucho y me muevo– no te
preocupes, enserio, en unos días voy para allá y nos juntamos–se da vuelta y
sonríe cuando ve que lo estoy mirando– gracias, de verdad, nos vemos,
saludos–corta la llamada.
Se acerca a mí y se acuesta a mi lado.
–Buen día.
–Hola, Pepe, ¿Como dormiste?
–Muy bien, ¿Vos?
–Igual–sonreímos.
¿Con quien estaría hablando?
–Me llamó un amigo mío, de Uruguay –responde
mi pregunta implícita– voy a ir a visitarlos a todos antes de comenzar el
tratamiento.
–¿Los extrañas mucho?–pregunto depositando
pequeños besos en su pecho.
–Sinceramente si, somos amigos desde hace
muchos años, pero necesitaba hacer el cambio que hice.
–Lo bueno es que no perdieron el contacto.
–Imposible hacerlo. Ellos fueron un gran
soporte cuando sucedió lo de mi familia, si ellos no me hubiesen apoyado, yo...–suspira–
yo no sé lo que hubiese hecho.
–Tenes suerte de tener esos amigos–acaricio
sus brazos.
–Sí, pero tengo más suerte de tenerte a vos.
–Y yo de tenerte a vos. Me haces bien.
–Vos a mí, pequeña.
–Tengo que ir a casa a bañarme.
–Lo sé, todavía hay tiempo. Falta una hora.
Así voy a darte algunos besos–deja uno en mi frente–para que tengas un muy
lindo día–deja otros dos en mis mejillas.
–Lo comencé de la mejor manera–él me sonríe
tiernamente y junta nuestros labios formando un beso lleno de amor. Lo quería
tanto.
–¿Tu madre le contará a tu padre sobre lo
nuestro?
–No creo. Primero tenemos que hablar nosotras
dos. Aunque lo tomó muy bien, sé que no le gustó que le haya mentido.
–Yo puedo hablar con ella si queres.
–Te agradezco, pero prefiero hacerlo yo,
tengo que hacerlo yo.
–Bueno, pero sabes que cualquier cosa podes
contar conmigo.
–Lo sé. Gracias, Pepe.
–¿Cuando me vas a decir algún apodo mas
cariñoso?–me reprocha en chiste.
–Me da vergüenza llamarte de otra forma–digo
y escondo mi cara en su cuello.
–¿Cómo te va a dar vergüenza, boba?
–No se–reímos– cambiemos de tema.
–Bueno–dice riendo– ¿Tenes un día largo hoy?
–Supongo que no, en dos semanas creo que
comenzamos con los parciales así que están tranqui ahora.
–Espero que te toque un profesor de matemática
bastante grande y feo, o una profesora en su defecto.
–Por más que me toque un profesor joven y
lindo, no me va a importar.
–¿Se puede saber por qué?
–Porque estoy completamente enamorada de vos–susurro
a milímetros de sus labios.
–Que coincidencia, porque yo también estoy
completamente enamorado de vos.
–Que suerte, ¿No?, somos muy afortunados.
–Yo soy muy afortunado de tenerte conmigo.
–Ay, que tierno que sos, me dan ganas de
llenarte de besos–digo comenzando a repartir algunos sobre su rostro.
–¿Puedo hacerte una pregunta?
–Serían dos, pero sí–respondo sin dejar de
besar su rostro.
–¿Has pensado en la propuesta que te hice
hace un tiempo?
–¿Cual? – me separo un poco y lo miro.
–La de viajar conmigo a Uruguay, ¿La
respuesta sigue siendo no?
---------------
Espero que les guste el capítulo y espero sus comentarios, acá, en mi twitter (@togetherthepair) o en mi ask http://ask.fm/togetherthepair
Si en el día llego a las 450 preguntas, mañana domingo a la noche subo el próximo, si no lo subo el lunes.