Pedro bebe un poco de su café buscando las
palabras para comenzar, yo lo miro expectante.
-No sé por dónde empezar-murmura-.
-¿La pelea que tuvimos fue una excusa para
separarnos?-pregunto sin vueltas-.
-suspira- sí.
-¿Puedo saber el motivo?-pregunto con mis
ojos llenos de lagrimas. Una cosa era pensarlo, otra es que lo confirme él.
-Es todo complicado-vuelve a suspirar- estoy
enfermo-lo miro confusa- tengo una enfermedad.
-¿Qué enfermedad?-pregunto en un susurro. La
voz no me estaba jugando una buena pasada.
-Se llama Stargardt.
-No la conozco, ¿Qué tenes?-interrogo asustada. Muy.
-Es un problema a la vista. Se me detecto
cuando iba a la secundaria. Es algo hereditario.
-¿Qué efecto tiene?-vuelvo a hacer una
pregunta con un hilo de voz.
-La ceguera.
La angustia se apodera de mi cuerpo y no
logro retener las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos. Me acerco a él
y lo abrazo.
-¿Vas a quedar ciego?-siento como todo mi
cuerpo tiembla.
-Sí.
-¿No se puede evitar?-me separo un poco y
acaricio su cara. Él cierra los ojos cuando siente el contacto.
-No.
-Pero algo tenemos que hacer, Pedro.
-No hay nada que hacer, Pau.
-¿Por qué estas tan tranquilo?-dejo un beso
en su frente y me acomodo a su lado.
-Hace años que sé de esto. Me hice una idea,
aunque duele.
Mi cuerpo no dejaba de temblar, como las
lagrimas no cesaban. Me aferro a su cuerpo y allí descargo toda la angustia. La
angustia de las semanas anteriores y de la noticia que dio.
-Yo no quiero que eso pase...
-Es inevitable, Pau, te va a hacer mal si te
pones así.
-No puedo ponerme de otra forma. No puedo
creerlo.
-Tranquila, yo estoy bien- dice con voz insegura y nos separamos del
abrazo y juntamos nuestras frentes.
-Yo voy a estar con vos, siempre.
-Lo sé-susurra- en realidad... tengo miedo-confiesa.
-No, no, no-beso sus mejillas reiteradas
veces- el miedo no sirve de nada.
-Yo creo que mi cabeza se hizo la idea, pero
no es así. Me aterra el futuro. ¿Cómo va a ser mi vida?
-Vas a poder, sos fuerte. No te dejes vencer.
-Me siento tan solo-dice en un susurro con
los ojos cerrado- siento que no voy a poder con todo esto.
-No estás solo, estoy yo, para todo.
-Necesito a mi familia, más que nunca. No
puedo, no puedo-repite aún con los ojos cerrados- ¿Por qué me tiene que suceder
todo esto a mí?
-No lo sé, pero de lo que estoy segura es que
vos vas a poder.
-Voy a perder la vista, ¿Cómo voy a poder con
eso?
-Me parte el alma verte así, tenes que estar
tranquilo.
Me acurruco en su pecho y él suspira.
-Se me parte la cabeza, no soporto más todo
esto. A veces pienso que es preferible...-hace silencio.
-Ni lo pienses-digo con voz seca- ¿Queres acostarte?
-No, no.
Yo me paro y hago lo mismo con él.
-Dejame que te cuide, solo por esta noche,
por favor. Yo estoy sola, mis padres no vuelven hasta mañana a la mañana-dejo
un beso en su cuello y siento como su cuerpo se estremece, así que sin esperar
respuesta lo llevo a mi habitación.
-¿Queres que te prepare un té?
-No, muchas gracias, Pau, ¿te molesta si me
voy a mi casa a duchar?
-Claro que no, pero dejame que te acompañe.
-Bueno...
**
Pedro duerme sobre mi pecho mientras que yo
le acaricio suavemente su cabello y rostro. Se veía tan tranquilo, con tanta
paz. Daría cualquier cosa por evitar su dolor, su sufrimiento. No soportaba
verlo así, me hacia mal, me partía el alma.
Todavía no podía creer lo que me había
contado, me producía miedo, dolor, angustia, pero confío en su fortaleza, en que
esto es otra “piedra”-grande- de Dios, pero que va a poder salir adelante.
Con cuidado salgo de la cama, para dirigirme
a mi pequeño escritorio. Allí agarro la notebook y comienzo a buscar
información sobre su maldita enfermedad. Lo que más me importaba era si había
una cura posible, que fue algo que no me atreví a preguntarle a él.
Solo leí que se habían realizado ensayos,
pero no encontré el resultado de los mismos.
Lo miro y él se comienza a mover de una forma
extraña, abrupta, me acerco y veo que estaba traspirando.
-No, no-susurraba-otra vez no. ¡NO!-grita y
se despierta.
Sus ojos se encuentran con los míos y noto
cierto temor en ellos.
-Hey, Pepe, ¿estás bien?-me siento en mi cama
a su lado. Asustada.
-Si... si... solo...-suspira- solo tuve una pesadilla.
-Estas traspirando-toco su frente y luego dejo un beso allí-¿me queres contar de que
trata?
-suspira y se acomoda en la cama- hace tiempo
que vengo teniendo las mismas pesadillas. Es con mi hermana. Se va-susurra desorbitado-
siempre se va. No puedo superarlos Pau, no puedo...
-Ya vas a poder, estoy segura que ya vas a
poder. Mira hacia adelante.
-Si miro al pasado, o al futuro veo negro,
todo oscuro. Nada lindo.
-¿Y yo que soy?
-Pau...
-¿Qué soy yo?-pregunto nuevamente.
-Lo más lindo que me ha pasado en este
tiempo-me mira y veo sinceridad en ellos. Me pierdo en su mirada, en sus ojos marrones tan lindos, tan trasparentes.
Me acerco a él y junto nuestras frentes.
-¿Entonces qué hacemos separados?
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Hola. Acá les dejo este capitulo. Espero que les guste, y espero sus comentarios, muchos comentarios. Siempre es lindo leer que opinan de la novela, de la historia. Ya sea dejando comentarios acá o en mi twitter (@togetherthepair)
Noooo! Que no quede ciego! Por favor no! Y ojala vuelvan a estar juntos! Llore un poquito con este capitulo! Que no quede ciego! Porfass!
ResponderEliminarNoo que triste!! Que no quede ciego porfa!
ResponderEliminarMe haces sufrir, te juro!!! No me imaginaba algo así, te juro.
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