Otro día comenzaba, y yo ya quería que
terminara.
Abro los ojos lentamente para acostumbrarme a la
luz del día. Mis brazos se extienden y me despierto del todo, para luego, sin
perder más tiempo, me levanto directo al baño donde me doy una ducha. Cuando
salgo, me coloco la pollera del colegio, que me llega a la mitad de mis muslos,
junto con el buzo conjunto, y en los pies mis apreciadas converse negras. Seco
mi pelo rápidamente y lo ato con una gomilla.
Al llegar al comedor, mis padres se encuentran
desayunando, y en mi lugar había una taza que supongo contiene té, y un par de
tostadas.
–Buen día-saludo y me siento-.
–Buen día, hija-saluda mi madre-.
–¿Cómo dormiste?-me pregunta mi padre a la vez
que yo comienzo a beber mi té-.
–Bien-contesto-.
Allí termina mi participación en la charla, y
ellos siguen hablando sobre diversos temas de sus trabajos.
Al cabo de quince minutos, mi madre me deja en
la puerta del colegio, donde me encuentro con algunos de mis amigos.
–Hola, chicos-doy un saludo con la mano
general-.
–Pau, ¿cómo estás?-Gonzalo me abraza y deja un
beso en mi cabello-.
–Bien...-hago un mohín con mis hombros-
ponele...
–Ya vas a estar mejor, tenes que distraerte y no
pensar en él-Paz.
–Ojalá fuese tan fácil, pero no hablemos de eso,
no quiero ponerme mal, no en el colegio.
–Hoy tenemos clase con él-dice Martina.
–suspiro–es algo inevitable, y si bien sé que me
va a doler verlo, voy a tratar de mostrar indiferencia, si él toma la distancia
que dijo, es mejor.
El timbre toca al instante y luego de
despedirnos, todos tomamos los caminos correspondientes para nuestras clases.
Al entrar al salón, me ubico en la segunda fila,
en el banco del medio y mientras saco mis cosas espero que el profesor de
inglés llegue.
Mis pensamientos estaban en cualquier lado menos
donde tenían que estar: la clase de inglés. Luego de la misma, tendría dos
tortuosas horas de matemática, y digo tortuosa por el profesor, no por la
materia.
Lo único que quería es que el tiempo pase
rápido, las semanas avancen y así poder mirar a Pedro sin sentir un dolor
extremo, pero al pensar en que el tiempo inevitablemente va a pasar, me detengo
en la maldita y cruel enfermedad de él. ¿Qué va a pasar?, ¿en cuánto tiempo
quedaría..., Dios, hasta me costaba decir en mis pensamientos la consecuencia
de su enfermedad. Todavía no me había hecho la idea, y sinceramente dudo que en
algún momento me la haga.
En un momento pensé en decirle todo a mi madre,
confiaba ciegamente-justo, mierda- en ella, y estoy segura que no me juzgaría,
ella es doctora, y si bien no del área de la enfermedad de Pedro, claramente
debe conocer a alguien que sí, pero después lo analicé mejor, y preferí no
decir nada. Él había sido muy claro cuando me dijo que necesitaba distancia,
pero me aterraba la idea de él pasando todo solo.
Sabía que necesitaba un tiempo, un tiempo
alejados de todo, sabía que el dolor lo estaba destruyendo y pensaba que al
estar a mi lado me "contaminaría", lo entendía, pero me costaba
muchísimo aceptar su decisión. Anoche estuve a punto de atarme las manos o tirar
mí celular–no literalmente – para no escribirle. Ni hablar de las veces que
abrí la puerta principal y quise subirme al ascensor e ir a su departamento;
definitivamente vivir en el mismo edificio no ayudaba en lo más mínimo.
Más allá del enorme sentimiento que tengo para
con él, me mataba saber que tenía que pasar todo solo, que no tenía una familia
para apoyarlo, para acompañarlo y para decirle que pase a todo, todo-valga la
redundancia- estará bien. Sabía que en su país natal tenía amigos, pero no es
lo mismo, estoy segura que necesitaba de alguien, a pesar de haberse puesto esa
coraza de mierda.
-Chaves-escucho la voz del profesor-le toca a
ustedes.
No tenía idea que me tocaba porque claramente no
estaba prestando atención.
Lo miro sin saber que decir y él simplemente
niega con la cabeza, para después seguir con otro compañero. Bueno, hoy no era
mi día.
El timbre suena dando por finalizada la bendita
clase. Todos se paran y comienzan a salir del salón.
-¿Vamos, Pau?-Martina.
-Yo me quedo, total son solo cinco minutos.
-No, dale, vamos, ¿Qué vas a hacer acá?
-Nada.
-¿No te das cuenta que te pidió distancia? No le
va a hacer bien tenerte encima.
-¿Y que sabes vos lo que le hace bien?, no lo
conoces.
Ella me mira y unos segundos después me deja
sola. El profesor también se había ido. Lo que menos quería en ese momento era
pelearme con una de mis mejores amigas, pero odiaba que me digan lo que tengo
que hacer-exagerada-.
Pedro entra al salón y sus ojos se clavan en los
míos por un tiempo indefinido, eterno, así lo sentí yo. Murmuro un “hola” con los labios y él desvía la
mirada.
No esperaba otra cosa...
Se sienta en el escritorio y puedo ver como se
mete una pastilla a la boca y la traga con un poco de agua que toma de su
pequeña botella. Seguramente sea por su enfermedad y mi corazón vuelve a
partirse. Necesitaba estar con él.
La clase había comenzado y yo estaba igual o
peor que en ingles, no lograba concentrarme por nada del mundo.
-Chaves, ¿podrías pasar y resolver el segundo
ejercicio?-escucho su voz y lo miro. Como me había pasado en la clase anterior,
no tenía idea de lo que estaban hablando.
-Perdón, no estaba prestando atención-me disculpo-.
-Me di cuenta, así que si no le interesa estar
en mi clase, Chaves, la invito a retirarse.
-¿Eh?-pregunto confundida.
-Lo que escuchó-e hizo un gesto mirando hacia la
puerta.
Decir que estaba indignada era poco, estaba
enojada con potencia mil.
Me siento en un banco del patio, y decido
mandarle un mensaje a él
“Algunos
eligen el camino más corto, ¿no?”
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Espero que les guste el capitulo, y espero sus comentarios acá o en mi twitter, por favor. @togetherthepair
No hay palabras para describir el capítulo... Me encanta la nove! Pero ojala que vuelvan a la relación de antes!
ResponderEliminarOjala que halla una cura para la enfermedad de Pepe, pero igual, no se tendría que alejar de Pau... ojala se de cuenta y la busque o le haga alguna escena ajjaja pásame pora la nove cuando subas dale? mi tw es : @EmiBarrios
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